Cuando era adolescente tuve un breve idilio con unas novelas de bolsillo que acompañaban muy bien mis sentimientos del momento: digamos que me sentía inadecuada para vivir un romance como el que yo “suponía” tenía que vivir en esa época de mi vida (?). El amor me esquivaba por completo. No había mensajitos en los papelitos que pasaban de banco a banco que me tuvieran por destinataria. Tampoco besos furtivos debajo de las escaleras, apretadas olímpicas en la esquina del colegio, menos aún caminar de la mano. En el secundario yo era lo opuesto a una “chica popular” y los chicos solían esquivarme o directamente reírse de mí. No, no tenía lepra ni nada por estilo: solo varios centímetros de altura más que el promedio y una sólida opinión sobre el mundo que no dudaba en compartir, tuviera lugar o no. Hablar “alto” siempre me distinguió del montón, para bien y para mal.
En ese desencanto del amor juvenil me encontré con las novelas románticas y sus mujeres protagonistas, muy diferentes a las que me rodeaban cotidianamente. Estas mujeres, sentía yo, eran más parecidas a lo vibraba en mi interior: sin importar su origen o sus traumas, encontraban la manera de liberarse de todo aquello que las reprimía o limitaba para vivir aventuras fantásticas. En el camino encontraban a un hombre (en los late-90s llegaban a mis manos novelas donde el amor seguía la extricta heteronorma, aunque en alguna revista prohibida había leído algún intrigante relato lésbico que no seguía este patrón… pero debo dejar constancia que no pertenecía al género literario rosa sino más bien a la crónica periodística). Este hombre por lo general era excéntrico, peculiar, rebelde (siempre siguiendo los cánones de la masculinidad antes mencionados) pero, ficción mediante, adoptaba cualidades propias de lo que identificamos con lo femenino (la dulzura, la empatía, la sensibilidad) con las que demostraba su unicidad y conquistaba a la “indomable” (sic) protagonista. Casi todas tenían un patrón similar: ella, en su figura de antiheroína, adoptaba cualidades que posicionábamos en el espectro como masculinas. Él compensaba. Y así se enamoraban, atravesando dificultades diversas: traiciones familiares o del ámbito laboral, malos entendidos, desencuentros épicos, picaduras de serpiente casi mortales y huracanes tropicales grado 5.
Lo singular en todos los casos es que la protagonista lograba reconciliarse con el amor a partir de este vínculo, porque a través de los ojos del Otro podía verse finalmente como la princesa guerrera que era. Bella, indómita, triunfal pese a ser considerada una misfit o inadecuada social. El amor sanaba su traumatizado amor propio.
Aunque anclada hasta la pantorrilla en la narrativa del patriarcado, esta protagonista se distingue por lo general en el texto como una feminista por sus acciones “rebeldes”, aunque solo triunfa “emocionalmente” cuando un hombre la reconoce como su objeto de deseo y vuelve a reintegrarse al “masterplan social”: se enamora, se casa, considera hijes. Este detalle fundamental me provoca ganas de tirar estos libros por la ventana. Pero parte de mí se resiste. Sería hipócrita, porque un poco de cariño les tengo. Reviso mi emoción y siento que de alguna forma cumplieron su función. Me siento agradecida: no solo fueron una compañía durante momentos en los que al menos leer sobre finales felices me regalaba una esperanza, sino que efectivamente me enseñaron sobre el amor a todo nivel. Sí, también sobre el amor que se vendía como real y era puro espejismo.
Jessica Van Slooten en su charla TEDX defiende la hipótesis de que, en verdad, la novela romántica es feminista. ¿Pero podemos pensar la novela romántica como feminista en los términos en los que se nos presenta? Ay, qué difícil lo que me pedís, Jess. Pero mi experiencia me dice que algo sobre el feminismo aprendí con ellas… ¿Puede ser posible?
Como lectora puedo certificar que hay una distancia entre el marketing de las tapas noventosas (que apuntaba a vender ejemplares bajo la promesa del lady porn) y el contenido. Hoy quizás no sea tan evidente, ya que el marketing se adaptó a las demandas de esta década. Pero la cuestión es que entre páginas, les lectores podemos elaborar y experimentar intelectualmente nuestras fantasías en un entorno íntimo y seguro, acercándonos a reconocer nuestros propios traumas y habilitando preguntas retóricas. Es un espacio para reflexionar sobre el amor y los vínculos en el contexto social que vivimos, que sí: es patriarcal y preponderantemente heteronormado. Lejos de ser un “manifiesto feminista”, el corpus de “la novela rosa” puede ser analizado como un testimonio de las tensiones que las mujeres experimentamos en la definición de nuestra identidad, al presentarse preguntas fundantes sobre que significa ser mujer, amar, el sexo y los vínculos emocionales. Es un testimonio histórico de nuestra dualidad: queremos un mundo más justo y equitativo, con balance entre las fuerzas de poder, pero aún debemos navegarlo tal como es ahora, lo cual nos deja indefectiblemente nadando contra la corriente. Deseando una cosa, encontrándonos con otra, negociando lo mejor que podemos y ganándole de a centímetros al sistema a fuerza de convicción, retórica y hechos probados a nuestro entero riesgo.
En esto, debo decir, se me hace que la novela romántica es un refugio a plena luz del día, donde mujeres escritoras han desafiado con su pluma el deber ser y han negociado una salida consensuada en la que, nada inocentemente, se apuntaron algún centímetro para la causa. En apariencia es imperceptible, pero la ganancia está por ahí. Solo las lectoras lo saben y anotan un palote en el fixture de las conquistas discursivas. Los “machos” se quedan en la tapa, enredados en la cuestión de la señora que lee cosas hot para compensar otras ausencias. Pero cuando una se pregunta cuál es el corpus de textos que fue transformando nuestra identidad auto percibida en los últimos 20 años, ahí están esas historias de mujeres que se animaban a ser mucho más que lo que sus padres pretendían de ellas, incluso en sus contextos patriarcales innegociables. Distintas. Inadecuadas. Gozosas. Amantes.
Entonces… novela romántica. ¿Sí o no? Que venga la CONTROVERSIA. ¿Las leen? ¿Las disfrutan? ¿Las critican? ¿Las prejuzgan? Ustedes me dirán en los comentarios. Y de paso ¡me pueden recomendar sus favoritas!
Y como siempre, les dejo links para investigar:
- La charla TEDx de Jess Van Slooten (con subtítulos)
- Bildungsroman y crítica de género. Novela rosa y narrativa de mujeres Por Elisa Martínez Garrido, Universidad Complutense de Madrid (en español)
21 comentarios
Novela romántica 100% SI 😉
Sobre todo disfruto las novelas románticas con contexto histórico, en Argentina tenemos autoras muy buenas de este género, como Florencia Bonelli, Viviana Rivero, Gabriela Margall, Gloria Casañas, Gabriela Exilart, todas altamente recomendables para quienes disfrutan este género literario.
¿Sabés que nunca las leí? Cuenta pendiente (no leo el género desde mi adolescencia).
Hermoso Vik! Me llevó a aquella noche de primavera, en el Patio donde vos y “la” Dalia hablaron de sus adolescencias peculiares ( ay! qué dificil encontrar las palabras!). Siempre lo tengo presente porque no solo me sentí tannn identificada, sino que me interpelo esto de pensar la gran cantidad de “modos refugio” que creamos para tapar/acomodar/ impulsar esa etapa donde la norma era otra. Creo que también estaba Pepita ;) Y ahora que lo pienso, esa búsqueda del amor, en la ficción también guió mis años de secundario en el colegio “normal” de pueblo chqueño… Imaginate! No leía tanto pero miraba todas las telenovelas habidas y por haber …. Siempre me pregunté por qué me gustaban tanto? Gracias por ayudarme siempre a pensar- me y viva el amor, en su mes en todos los días y formas !!!
Florciiiiis!! Si, aguante la ficción como abridora de mundos. Todos nos sentimos inadecuados en la adolescencia, solo que algunes lo transitamos más abiertamente en contra de la manada jaja! Y bueno, tiene consecuencias “sociales”. Es difícil ir contra la corriente.
En mi opinión, las novelas románticas son como las películas de Navidad tipo Hallmark; son muy predecibles, pero no puedo dejar de verlas. Yo adoro a Nora Roberts, pero cada tanto tengo que dejar de leer sus novelas porque todas las historias se parecen.
Por otro lado, en cierto sentido opino que sí tienen un poco de feminismo. La mayoría de las mujeres son independientes y exitosas dentro de su área, solo les falta completar con el amor de pareja y en la historia lo consiguen. En las que he leído, pocas son las mujeres sufridas que necesiten ayuda; siempre pueden solas. Igual, todo es debatible. En esta época de mi vida, ya no idealizo tanto el amor y quiero un amor de ensueño como lo que se describen en las novelas románticas con final feliz. Digamos que no las disfruto tanto como antes porque entendí que el amor se expresa de varias formas y tiene muchos altibajos. Mis favoritas: la serie Cuatro bodas de Nora Roberts, y de los 4 libros, para mí el primero porque la protagonista es fotógrafa como yo.
Me encantó tu aporte Grecia!! Qué lindo identificarnos con la protagonista de un libro, no? Hace que leer se transforme en una experiencia totalmente inmersiva, no podés soltarlo!!
Me puse a pensar que también esta característica que comparten las heroínas en general, de ser mujeres a las que el amor “no les sucede por default” y en general están ubicadas un poco al costado de la sociedad (señaladas por su independencia), es una crítica de las autoras al patriarcado y una forma quizás de representarse a ellas mismas en esa tensión incómoda. Porque ser mujer escritora, ser mujer y tener algo para decir y ocupar tu tiempo en escribirlo, es de por sí un acto de rebeldía contra el sistema.
Amo las novelas románticas, las leo y las escribo. Creo que siempre tienen un intento de ser feministas, siempre la protagonista tiene una fuerza fuera de lo común y es lo que le llama la atención al protagonista masculino. Mis recomendadas:
-el príncipe de mis sueños de Lisa Kleypas
-jardines de cristal de Danielle stelle
Danielle Stelle clásica de clásicas. ¡Voy a buscarme esa en la biblioteca de mi mamá! ¿Y dónde se puede leer algo de lo que escribiste Melina?? Me mata la curiosidad!!!
¡Continúo leyendo novelas románticas! y me identifico con todo lo que decís!. Para mí, activista ambiental, lectora ávida de no ficción, multifocal en mis intereses y prácticas, pero ahora muy preocupada por cómo va el mundo, por el desastre ambiental que estamos dejando y que pone en riesgo cierto a la civilización misma, el escape nocturno a ese mundo de heroínas y héroes que se redimen y que terminan con el tan necesario HEA es el necesario cierre del día.
Ay Carolina!! Si, re contra re comparto. Leer para escapar es mi guilty pleasure. Qué bello sería mirar al HEA como una posibilidad y no un sueño sarcástico, no? Creo que nuestra actualidad está plagada de esa mirada desencantada y por eso también cuesta tanto sumar gente a las batallas…
Solo decirte que me encanta recibir esta comunicación cada semana, gracias por hacerme pensar y darme la oportunidad de hacer una pausa para mí durante el día laboral. Me encanta esta visión de las novelas románticas, repensar su función y su logro. Cualquier cosa que nos sume un poroto en la lucha contra el patriarcado, aunque sea con sus matices, es celebrable.
Gracias Mayrus! Yo también tengo que pausar para escribir y proponer estos marcos de discusión y es un desafío y un placer. ¡Todo junto!
Acá profundizo mi comentario de Ig. Hubiese jurado que Spark era el rey de las novelas románticas!!
“Tía Cosima” el último de Bonelli, no me gustó. Amo las novelas rosas, pero leyendolo me sentí incomoda. Normalmente me enamoro del personaje masculino, pero en este caso no! Lo deteste jajaja era la representación misma del patriarcado, posesivo, controlador, machista. Capaz lo leí con muchas expectativas …
Yo creo Fer que igual Spark es el rey jajaja! Pero entiendo por qué no lo aceptan en Romancelandia… digamos que sus finales no son muy HEA! 😬
Soy fan de las novelas románticas, al nivel de: vi tus historias, me llegó el newsletter y tuve que entrar al blog (que no entraba a uno desde el 2009, excepto los que son de novelas :D).
Amo la idea del “club”/ Tribu Happimess y me parece que estaría bueno que sea interactiva, por ej: armar un biblioteca con esta temática para compartir e-books.
Ni hablar que podría ser presencial en Monoblock para las que gusten más de los libros físicos!
Beso, Pau de AlóB.
Buenas ideas Pau! Lamentablemente los ebooks no se pueden compartir 😬 (a menos que sean de distribución gratuita). Eso es algo que los libros tradicionales tienen muy a favor: vos podés compartir tu libro impreso a todas las personas que quieras, pero si compartís un libro digital estás violando un acuerdo de servicio (es medio complicado de explicar, pero así es). Pero sí podemos compartir nuestras recomendaciones y eso del club “presencial” me re copa también. Hoy también se puede hacer vía meet (o cuando abran para Android también, en Clubhouse!). Voy a estar atenta a cómo podemos organizarlo mejor.
Gran nota Vik! Soy fanática de la lectura, amo las novelas románticas, sobre todo las que tienen contexto histórico. En Argentina tenemos autoras muy buenas que representan este género, como Florencia Bonelli, Gloria Casañas, Gabriela Margall, Viviana Rivero y Gabriela Exhilart entre otras, todas super recomendables! :)
Yo de chica leía unas que se llamaban Sweet Dreams era una colección de
Vergara recuerdo, eran muy para adolescentes y me hicieron feliz. No lleguea leer las tan novelas tan románticas, pero soy más de las “novelas ñoñasbien”
En Mantras Libros mi librería online @mantraslibros en Instagram tengo una sección que se llama así, que también la tenía cuando trabajaba en otra librería cadena, que los ponía en Literatura y no en novela romántica.
Ahí entran libros como La delicadeza de Foenkinos o hacia la belleza también de el, La mujer de la libreta roja de Laurain, La trenza y ahora las Vencedoras de Laetitia Colombani, alguno de Gioconda Belli también como El pergamino de la seducción, los de Isabel Allende, pero no así Danielle Steel que serían románticos.
Si estoy a favor de la novela romántica, creo que se debería leer en algún momento de la vida. 🙂
Hola! Lei muchas novelas romanticas y las sigo prefiriendo, las siento como un descanso de tanta realidad. Ultimamente vengo teniendo sentimientos encontrados, por un lado las super disfruto pero por el otro lado siento que la mayoria (locales y en ingles) construyen un perfil de mujer que no me cierra.
En todas las novelas la protagonista femenina puede tener una vida perfecta pero siempre le falta ”algo” y casualmente el protagonista masculino viene a llenar ese vacio. Me molesta un poco esa imagen que se proyecta de que el hombre viene a completarnos y de a partir de eso si el final feliz. Pienso, estamos incompletas sin un hombre? Si estamos solas somos incompletas/infelices? Obvio que el amor es necesario en la vida, pero es posible estar contenta con una misma y que en el camino se sume un companero que venga a ”sumar” en vez de ”completar”?
Por otro lado, no todos, pero la mayoria de los protagonistas masculinos pueden ser bastante machistas, me parece, o capaz se la pone a una mujer en un lugar de victima/princesa/persona que debe ser rescatada.
Insisto, amo las novelas romanticas, pero ultimamente estas preguntas se me vienen a la mente y se me ocurre que capaz es hora de darle un update al genero romantico para estar mas acorde a lo que estamos construyendo en este siglo XXI.
Hola Vik, llegando tarde pero… ¡más vale que nunca!
Creo fielmente en que no debemos tirar a la basura todo lo que conocemos hasta aquí, tenemos que deconstruirlo y quedarnos con lo que nos estamos enseñando hoy entre nosotras.
Mientras leía recordé a las mujeres de Cien años de soledad o a Catherine de Cumbres Borrascosas (aunque quizás no sean catalogadas como 100% románticas), todas tuvieron sus momentos de gloria y libertad y, por supuesto, de sufrimiento… Como todas nosotras hoy también.
Creo que lo “lindo” de las novelas románticas es que nos permiten creer, creer en que hay algo dulce para saborear después del trago amargo y eso -más allá de que hoy no nos identifiquemos con muchos elementos de las historias- es lo que nos termina llenando el corazoncito.
Un abrazo,
PD: Les comparto esta PlayList que escucho siempre de fondo mientras leo tus post. “Woman of Jazz”.
https://open.spotify.com/playlist/7D39a2JSvkruSd86bftA1D?si=1c948af44dfe4a3d
AMO esa playlist. Gracias Giuliana!!!
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