Esta semana Elizabeth Gilbert nos empuja a soñar en grande en su libro “Libera tu magia: una vida creativa más allá del miedo”.
Imagen Keila Guevara
No entiendo cómo no hablé antes acá de este libro. Pero si hablé en todos lados de este libro. ¿Qué me pasó? A mí no se me pasan estas cosas, no entiendo… Este libro: Big magic. Lo conversé en mis grupos de chat, entre amigas, con mis hermanas, con el chofer de Uber, haciendo puerta con las mamus del jardín. Cuestión que estuve un buen tiempo intensa con algunas de las lecciones que aprendí de esta publicación de Gilbert y mi entorno lo recuerda bien. Sorry, not sorry.
¿Por qué soy tan fan de esta propuesta de la misma autora de Comer, rezar, amar? Quizás porque creo que el libro recorre un tema central que trabajamos muy seguido en este espacio: sobreponerse al miedo que nos genera emprender, confiar en nuestra propuesta, seguir nuestra intuición, perder un poco la vergüenza. El miedo como el gran freno de la creatividad.
Gilbert propone algo muy interesante que desafía mucho de lo cultural que tenemos alrededor de este sentimiento. ¿Cómo sería una vida vivida a partir de la creatividad y no del miedo? ¿Se la imaginan? Sería mucho más plena, por empezar. Gilbert propone acabar la lucha con el miedo, invitarlo a participar, no como ente que toma decisiones, si no como vehículo para poder crear.
“El perfeccionismo es miedo con taco aguja, porque es complejo, sofisticado. Se puede disfrazar como una versión haute couture del miedo, porque hasta es visto como una virtud. El perfeccionismo te quiere hacer cree que sos alguien especial.
Elisabeth gilbert
No hay que matar al miedo, hay que hacerle espacio. Sin miedo, no puedo crear, mato la creatividad, no tengo motor, disparador, para ir hacia algo. Como el guaraná necesario para propulsar proyectos y salir de la zona de confort.
Para las que aún no leyeron el libro, o no saben nada de Gilbert, recomiendo mucho esta conversación entre la autora y Marie Forleo, otra de mis gurúes recurrentes, que ustedes ya conocen en este espacio.
Gilbert también suma que el perfeccionismo es una forma de miedo muy peligrosa. Es “miedo con taco aguja”, porque es complejo, sofisticado. Es una versión haute couture del miedo, porque hasta puede ser visto como una virtud. El perfeccionismo te quiere hacer creer que sos alguien especial. Gilbert agrega en esta charla que el verdadero perfeccionista, directamente no comienza los proyectos, porque sabe de antemano que no va a resultar como aquello que sueña.
“No hay que matar al miedo,
elisabeth gilbert
hay que hacerle espacio.”
En otro fragmento de esta charla, referente al libro, suma un concepto que me encanta, porque encara la vida desde el juego, lamentablemente no encuentro una traducción exacta de las palabras en español:
“Debés encarar la vida de una manera infantil (childlike), pero no podés ser infantil (childish).”
Childlike referente a la mirada lúdica, de asombro, curiosa del niño.
Childish en cuanto a manejarse en la vida con una actitud inmadura.
Y hablando de despertar la magia personal, les acercamos esta semana este texto de Mirian G, integrante de nuestra tribu, que trabaja esta idea de no hacer por complacer, de las mil excusas que encontramos para postponer, de todo eso que hay que correr de lado para poder explotar nuestros talentos, tal cual son.
No dejemos pasar el tiempo:
Julia Cameron, dice en su libro:
Que muchos creadores se sabotean con frecuencia solo por ser amables. Esta falsa virtud tiene un coste tremendo, haciendo de la privación una virtud.
Luchamos por ser buenos, por ayudar, por no ser egoístas. Queremos ser generosos, serviciales, implicarnos con el mundo. Pero en realidad lo que ansiamos es que nos dejen en paz. Cuando no conseguimos que los demás nos dejen solos, terminamos por abandonarnos a nosotros mismos. Para los demás, tal vez parezca que estamos ahí. Pero nuestro yo verdadero se ha metido en su madriguera.
Volcados en ser madres, padres, atender nuestra pareja, profesores, empleados, lo que sea, han construido un falso yo que se presenta ante el mundo, encontrando la aprobación. Este falso yo es paciente, está dispuesto a aplazar sus necesidades para satisfacer las necesidades o las demandas de los otros.
Destruyendo su verdadero yo, ese que de niño no encontraba gran aceptación, el yo que escuchaba con insistencia “No seas egoísta”. Aún seguimos sin ser capaces de darnos permiso para reconocer a este yo verdadero. No podemos enseñarlo al mundo sin temor a un permanente rechazo.
Me di cuenta de que me estaba costando conformarme con parecer bueno en lugar de ser autentica, comencé a tomar pequeños cambios no por ello menos importantes y fáciles, en los cuales ya no estoy dispuesta a descartar mi propio crecimiento.
Cambiar el observador, es justamente cambiar la forma de ver las cosas, cambiar mis creencias limitantes por creencias habilitantes. Aquellas que me den la posibilidad de ser perseverante sabiendo que tengo talentos y fortalezas que me hacen única como persona y deseo compartirlas con los demás.
Mirar distinto, vivir distinto, atreverse a soltar lo conocido en rumbo hacia lo que todavía no tiene nombre. Un mundo sólo apto valientes, pero valientes de todos los días. No hace falta empuñar una lanza, poseer una capa, tener un lema.
Ser valiente implica abrazar el miedo, aceptar quienes somos y vivir una vida que sea consecuente con nuestro deseo.
Recursos:
.Charla Marie Forleo y Gilbert
.5 buenas ideas que surgen de Big Magic
.Libera tu magia en español