Así como en los períodos históricos, nuestra línea de tiempo personal funciona en ciclos. No podemos caer en un raid de productividad incesante, de movimiento continuo, ni esperar vivir en la cresta de la ola, porque toda onda se termina diluyendo. Para cada fase, su cierre.
Por Tofu
La vida no puede ser un Lolapalooza incesante. Eso ya lo sabemos, aunque a veces nos cueste muchísimo aceptar que es momento de terminar la fiesta, la que fuere y hacer la plancha por un tiempo. A veces, pensando en el futuro, nos perdemos el presente. Caemos en esa necesidad tan occidental de seguir inmediatamente con lo que viene (un proyecto, una pareja, una etapa de vida) sin respiro, sin decantación, sin tiempo real de cerrar lo anterior. ¿Les suena?
Hace unas noches tuve un sueño. Pero de esos que cuando lo estoy soñando ya salto en medio del sueño y le digo a mi yo soñante “grabate este momento que mañana lo conversamos”.
Mi sueño transcurría en la sala de mi profesora. Más que un centro de yoga era una especie de Fiesta Inolvidable onírica, donde me encontraba con todas mis amistades de la vida, mis primos que viven en el exterior, mis amigas del secundario, algunas integrantes de esta tribu y mis amigas de yoga, obvio. Un delirio. Bueno así es como funcionan los sueños, ¿no?
Yo llegaba a practicar con una amiga y me encontraba con todas estas personas, entrando saliendo, en workshops, pujas, prácticas, todos estaban en movimiento. Y de pronto lo ví a él. Alguien que quiero mucho, que me acompañó mucho en un momento muy complicado. Yo practicaba muy energética el drop desde Sarvangasana a Setu Bandha Sarvangasana, o sea: de la vela al puente ida y vuelta, saltando. Algo que mi sacro sólo podría ejecutar con tanta docilidad en sueños.
Pero volviendo a esta persona: no practicaba posturas de pie, ni secuencias de movimiento, ni drops, ni posturas invertidas, ni entonaba ninguna invocación. Este ser estaba entregado al Savasana más logrado de todos. Yacía de piernas y brazos abiertos sobre el mat, los ojos cerrados, en silencio. Se lo veía muy entregado al proceso, inmóvil, imperturbable, en pleno viaje hacia adentro.
En mi sueño ni consideré saludar. No se hace, no. Ni en la vida real. No se interrumpe a una persona en semejante estado de ensimismamiento. Sería como frenar una cajita musical antes de que se acabe la cuerda. Esa persona debe terminar su ciclo a su tiempo y volver cuando esté lista.
Nada de lo que viene puede ser pleno si no hacemos un buen Savasana.
Ya en estado activo al día siguiente pensé mucho en esta imagen. Fue mi manera de interpretar con lo que conozco (el yoga), el estadío actual de una persona que se está reseteando, cerrando etapas y acopiando energía para las etapas que vienen. Pensé mucho en mis propios procesos y en cómo luego de fines de etapas grandes, tuve períodos de duelo o quietud o descanso. Son tan necesarios y muchas veces me encuentro queriendo reprimirlos, taparlos, intentando que pasen rápido.
Algo de info de Savasana:
¿Sabían que a Savasana o “la relajación final”, como le suelen decir los alumnos, se la conoce como la postura del muerto? Literal. “Sava” significa cadáver, así sin sutileza. Dicen que es el asana más difícil de practicar. Imagínense relajar completamente todos los grupos musculares del cuerpo en simultáneo, de tal forma que se pierde la sensación de tener cuerpo, mientras la mente queda alerta, en estado de vigilia. Los pensamientos pasan, la mente se mantiene imperturbable.
Los que probaron ya saben lo difícil que es dominar Savasana. Es usual encontrarse repasando lo que hay que hacer después de clase, o pensar en lo incómoda que se siente la postura, o en lo extraño de estar tirado en una sala sin poder dormirse. Savasana es presente puro y si la mente viaja, nos perdemos esa experiencia. Si roncaste: sabé que te pasaste.
“Savasana significa relajación y, por tanto recuperación. No se trata simplemente de tumbarse boca arriba con la mente vacía y la mirada fija.”
bks iyengar · luz sobre el pranayama
La visión del tarot egipcio:
Mientras tanto, en otro de mis mundos paralelos, esta semana en las clases de tarot egipcio vi El Renacimiento. No casualmente es la última carta del mazo. Una carta que habla de muerte y resurrección, de la capacidad de transformación, de una forma que muere para dar nacimiento a otra forma. Para nacer, hay que dejarse morir. El Renacimiento es el Savasana de las 78 cartas. Fa!
Para nacer, hay que dejarse morir primero.
Pienso mucho en esas personas que no cierran relaciones y ya están en una nueva o en los que aún no disuelven una sociedad y ya tienen una nueva en marcha. No dejan morir esas etapas previas, las arrastran, las solapan con las nuevas, queda siempre un residuo que no permite transitar lo presente en libertad.
En El libro tibetano de la vida y de la muerte se describe al término bardo como el intermedio entre la muerte y el renacimiento y se pregunta: ¿cómo es que le tenemos tanto miedo a la muerte, si morir si es lo más certero que tenemos? Morir es dejar ir lo anterior: cerrar etapas, decirle adiós a una amistad, terminar una carrera, renunciar a un trabajo, una separación, la mudanza de la casa familiar.
A veces para pensar el futuro es necesario hacer la plancha, juntar energías, hacer espacio al duelo, al descanso, morir por unos instantes para volver a nacer más frescos, más sabios, fuertes y preparados para lo que implique volver a nacer. En el ciclo de la vida no podemos encarar una nueva etapa, si no le damos cierre a la anterior.
Practicar la muerte es practicar la libertad.
montaigne
5 comentarios
Justo en sintonía con la entrega de esta semana… Ayer empecé yoga
Bien Nati! ahora ya sabés de qué va la “relajación final”.
Me encantó, gracias como siempre Vik :)
Me encantó, justamente estoy rumiando mucho este tema de la vida y la muerte. Hace un tiempo sentía que me estaba duelando día a día, necesitaba que una versión mía antigua muera. No la podía arrastrar más. Aquí estoy hoy sintiendo que de a poco estoy renaciendo, atravesando ese gran canal de vida.
En fin, en el verano me fui a Mardel a dejar el cadáver de esa vieja versión, mi sava. En unas semanas vuelvo a tu nueva ciudad Tofu, esta vez con piel nueva. Es que Mardel tiene ese nose que purificador.
El agua limpia todo Nati!. Sólo poder observar el mar ya surte un efecto importante. Mardel te espera! Besito
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