No sé en qué momento de mi niñez me enamoré de la Navidad. No sé si fueron esas fiestas familiares en las que nos llenaban de regalos —con la subsiguiente pelea por quién se quedaba con el set de camping de los Pinipon—, con mi primo y mi hermano mayor corriendo a un Papá Noel por la calle mientras espiábamos por la ventana (aún no sé qué fin perseguían), o si algo tuvo que ver la perseverancia de mi madre, con su misión anual para involucrarnos en la decoración del árbol.
Algo de la emoción de mamá por los regalos —borderline obsesiva y absolutamente consumista— se me debe haber pegado, pero esa parte nunca fue la que más me interesó. No. Esta época del año —siempre tan mal vestida, con su look invernal de venados y nieve blanca (cuando a nosotros nos toca recibirla con 30º) y con ese gesto de familiar lejano que aparece de sopetón porque vino corriendo para no llegar tarde a la fiesta—, me enamora precisamente por esa sensación de que algo foráneo se nos implanta en el medio del hogar. Llegó. Está acá. Y hay que recibirla. Vos podés elegir entre ser un pésimo anfitrión y que la Navidad se vaya toda compungida, o ser el mejor anfitrión del mundo y hacer una fiesta para el recuerdo.
Luces intermitentes, música navideña, pan dulce y Papá Noel. Nada de esto lo inventamos nosotros y se siente como un poco fuera de eje, pero al menos todos estamos hablando el mismo lenguaje. Dado que aquí hace un calor tropical, se requiere una adaptación: a la Navidad hay que servirle ensaladas frescas, y es mejor idea guardar el lechón relleno de nueces para Agosto. Apropiarse de la Navidad no necesariamente implica desechar todas esas tradiciones extranjeras, hay símbolos que podemos resignificar y hay otros que está bien disfrutarlos como son.
Hablando de lo cual, aquí les dejo una playlist para Spotify, para ir entrando en el modo nochebuena (casi toda en inglés, porque Coca-Cola inventó la Navidad moderna, aceptémoslo y ya):
Esta noche, en casa, vamos por el asado familiar con decoración de lucecitas tipo kermesse. Mamá —que insiste con el árbol— se trae una versión de bolsillo (“No vamos a festejar Navidad sin un árbol, ¿dónde vamos a poner los regalos, hija?”). Hubo un intento de dress-code “todos de blanco” que veremos cómo sale. Algunos brindaremos con Aperol Spritz, porque nos cae mejor que el champagne. De postre voy a hacer un tiramisú (mi receta aquí). Para los regalos pautamos un amigo invisible, aunque estoy segura que Mamá va a traerse algunos cuantos regalos más bajo el brazo, porque no puede consigo misma (yo tengo algunos extra también, ¿no les dije que se me pegó?). Y realmente no tengo idea de si alguien traerá pan dulce, pero mi hermana Feli trae a Tota, su perra adoptada. Así que lo que realmente cuenta, es que vamos a estar todos juntos y vamos a recibir a la Navidad con un fiestón.
¡Merry Nochebuena y Feliz Xmas para todos! No se estresen sin sentido, y POR FAVOR no tiren cañitas voladoras que Tota y los gatos se asustan un montón. Se agradece.