Esta semana, nos corremos un chiquito del spotlight e invitamos a Julieta Ríos, integrante de la Tribu Happimess, a contarnos qué es el yoga y cómo fue que entró a su vida. Un hipertexto donde consultar y ampliar la visión de un mismo tema, como nos gusta aquí, muy yogamente.
Texto: Julieta Ríos
¿Alguna vez les pasó que se negaron durante mucho tiempo a conocer algo (un lugar, una persona, una práctica) sin saber muy bien por qué? Bueno, si se reconocen en ese lugar, es un alivio saber que no estoy sola en el modo “negación”. En realidad ya no estoy, estuve. Y la negación fue con el yoga.
Hoy puedo confesarles que me fascina el yoga. Desde que me inicié en su conocimiento, en su práctica, hace más o menos cinco años, no solo no abandoné ni una sola semana, sino todo lo contrario: el interés fue creciendo de manera pareja y constante.
La semana pasada, por ejemplo, fui a una librería de mi ciudad (Bahía Blanca) a un evento de narración en el que participarían mis alumnas del taller literario, por lo que no tenía intención de comprar nada, pero me encontré con un ejemplar de Yoga, de Emmanuel Carrère. No pude resistirme. No, no es un manual práctico ni un libro de autoayuda, sino una autobiografía en la que el autor teje diversos aspectos de su vida con su práctica habitual de yoga y meditación. Muy luminoso en ese sentido, pero desgarrador en lo que respecta a su vida.
Sin embargo, retomo el hilo anterior al desvío sobre la obra de Carrère, como les anticipaba en las primeras líneas, no siempre fue así. Hace poco más de cinco años, cuando estaba subida al ritmo del mundo, no podía valorar ninguna de las mentadas bondades del yoga, aunque me llegaran invitaciones de amigues que ya estaban gozando de cierta actitud yóguica ante la vida. Pero como ustedes saben, el proceso es personal. Y para poder entender un poquito de ese campo tan vasto que es el yoga, primero tuve que sentir la necesidad de mejorar mi calidad de vida, de encontrar cierto equilibrio (interno y externo), de armonizarme… y precisamente en esa búsqueda e indagación es que encontré un nuevo modo de vivir, una nueva forma de vincularme con el mundo.
¿Cómo fue ese camino de transformación? Como dice Carrère, “fácil” y “difícil” …
1. Desarmar prejuicios y estructuras mentales
No les voy a negar que, en principio, creí que me invitaban a practicar un nuevo deporte como complemento del running, ya que ese conjunto de asanas mejoraría mi flexibilidad y elongación. Luego pensé -con cierto temor, les soy sincera- que se trataba de una especie de religión, de culto… Ahora, mientras escribo, me parece escuchar la voz de Flor, mi profe actual, susurrando: ninguna de esas cosas es yoga.
Entonces, ¿qué es y qué no es? Para responder con seguridad, les comparto un texto de Ramiro Calle, cuya idea podrán encontrar en varias de sus obras (El libro de los yogas, El milagro del yoga, El gran libro del yoga entre otras), pero la cita corresponde a su Facebook:
“El yoga ha sido el eje espiritual de Oriente. Dentro del yoga hay mística, filosofía, metafísica, medicina natural y ciencia psicosomática, pero sobre todo el yoga es un método de mejoramiento humano y evolución consciente, tanto para personas creyentes como agnósticas. Surgió hace más de cinco mil años y atiende todos los planos del ser humano: físico, energético, psicomental y espiritual. Es adogmático y apela no a las creencias sino a la experiencia personal”.
Por eso, si bien nos pone delante extraordinarias posibilidades, cada practicante debe realizar su propio recorrido y determinar hasta dónde quiere profundizar en el yoga y qué espera recibir con esa experiencia.
Personalmente, puedo sintetizar mi búsqueda y mi proceso con estos versos de “Magia”, de Gustavo Cerati:
“Tal vez parece que me pierdo en el camino
Pero me guía la intuición
Nada me importa más que hacer el recorrido
Más que saber a dónde voy…”
Aunque la canción entera va en este sentido: el cambio de perspectiva.
2. Abrazar el cambio desde adentro
Cuando transitamos un proceso metamórfico, muchas veces aparece la duda de si estaremos haciendo bien, si deberíamos continuar avanzando o hasta ahí sería suficiente, si no hubiera sido mejor seguir como estábamos (al menos era un lugar seguro, conocido). Pero si dejamos el ego y la mente de lado (se puede, aunque seas Capricornio con ascendente en Aries), el proceso fluye. Y sí, de nuevo la música: es una cuestión de actitud, anuncia Paez.
“Es sólo una cuestión de actitud
Y no quejarse más de todo, por cierto
Es sólo una cuestión de actitud
Atreverse a atravesar el desierto…”
En general queremos que el cambio venga de afuera, que el mundo o la sociedad cambien, que el clima mejore, que la vida nos sonría, y no nos damos cuenta de que la cosa funciona exactamente al revés: el cambio es interno. Si cambiamos la perspectiva, la actitud, nuestro entorno se transforma…
Sé el cambio que querrías ver en el mundo.
Gandhi
Les cuento una anécdota sencilla, cotidiana, que me quedó como ejemplo concreto del inicio de la metamorfosis: estaba entrenando para una maratón y en Bahía no dejaba de llover. Tres días de lluvia continua. Mi clima personal era un vendaval, no me soportaba ni yo: enojo, impotencia, incertidumbre, una montaña rusa. Hasta que se me ocurrió ver en la lluvia una posibilidad, no un obstáculo, y salir a correr igual…la sensación de alivio y bienestar fue instantánea… ¡hagan la prueba!
Eso también es yoga: control del pensamiento, evolución de la conciencia y acopio de valiosas energías internas.
«Es más importante un gramo de práctica que toneladas de teoría»
adagio del yoga
3. Crear con todo
Personalmente, el yoga me cambió la vida en todo sentido, incluso en el plano creativo. Empecé a soltar el lado racional y dejé aparecer el cuerpo, sus sensaciones, sus necesidades. Dejé de interesarme por encontrar los temas, por emprolijar las formas, abandoné el acartonamiento académico, dejé que la escritura fluya. Al principio fue doloroso, porque poner el cuerpo no es fácil, tampoco tolerar el caos, pero la clave está en la flexibilidad (mental y corporal) que nos aporta el yoga.
A partir de esa exploración me topé con el libro Escribir, de Marguerite Duras, y allí con estas frases, que me encantan:
“No se puede escribir sin la fuerza del cuerpo. Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe. (…) Todo escribe a nuestro alrededor, eso es lo que hay que llegar a percibir; todo escribe…”
Fuentes:
Calle, Ramiro. El gran libro del yoga.
Carrère, Emmanuel (2021). Yoga. Barcelona: Anagrama.
Duras, Marguerite (1993). Escribir. Barcelona: Tusquets.
9 comentarios
¡qué hermoso texto!
¡Gracias, Sol!
Me encantó como el yoga amplió el cambio de tu percepción.
Sí, es un proceso largo, pero vale la pena. Cambia la percepción, cambia el mundo.
¡Excelente! Me sentí muy identificada. Gracias Julieta!
¡Qué bueno, Laura! Gracias por tu comentario.
Julieta: me sentí como si el texto lo hubiese escrito yo (tantas cosas en común)… Leí el primer libro que mencionaste de Emmanuel Carrere, me encantó y me puso muy triste al darme cuenta lo poco que se puede hacer por personas con depresión, así como también lo fácil que es caer en ese “loop”.
Gracias por compartir tu texto.
Y a vos Silvana por compartir tu sentir :)
Gracias, Silvana, por tu comentario… ¡qué lindo es coincidir entre tanta gente!
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