Cerrando el mes puente y anticipando un marzo de corte yóguico, esta semana nos trae una reflexión bisagra, que toma un poco de ambos temas.
Ilustración por Estefi Hotton.
Muy afín a la era de acuario y lo colectivo, Ram Dass, el gran maestro espiritual, nos invita a pensarnos como seres tan conectados entre sí, que cualquier cambio sutil en nuestro estado mental o acciones, afecta al resto.
“Lo mejor que podés hacer por otra persona es ser una atmósfera en la cual, el otro pueda asomarse a tomar aire cuando lo necesita.”
ram dass
Ram Dass nos invita a pensar el entretejido humano en términos… atmosféricos? Ponele. Si trabajamos para ser mejores personas, creamos un espacio para el otro, dónde lo podemos albergar, alimentar y darle el aire que necesita para su crecimiento, su proceso personal o lo que fuere que necesita.
Paremos un poco: ¿resulta que ni me puedo acomodar con mis propios asuntos y ahora debo ocuparme de cómo mis asuntos afectan al otre? No es tan así, porque ya trabajando para mejorar lo propio, transformamos lo que pasa a nuestro alrededor. Si estamos calmos, transmitimos calma. Si somos un manojo de stress, transmitiremos eso mismo.
“Todos estamos afectando al mundo en todo momento, lo queramos o no. Nuestras acciones y estados mentales importan, porque estamos profundamente interconectados unos con otros.”
ram dass
Para que quede más claro, les doy el un ejemplo similar en el plano vegetal. ¿Vieron Fantastic Fungi en Netflix? Un documental que muestra la vida y la importancia de los hongos y del micelio (sus filamentos) para la vida en la tierra. Y gracias a esa red o entramado, los árboles se comunican entre sí enriqueciendo la vida del bosque.
Existe debajo de la tierra todo un ecosistema interactuando a través de raíces y hongos, una red de información y colaboración donde el árbol, más sólido, con más nutrientes, cede parte de su caudal a aquel que más lo necesita. Son los árboles más antiguos del bosque, los que tienen un sistema de raíces más rico y prolífero.
Apa. Sucede en el reino vegetal y sucede con nuestros vínculos. Bonita analogía.
Si les gusta el dato nerd tanto como a mí, pueden ver este video de Nat Geo de cómo funciona esta interacción bajo tierra en este video. No me pude contener…
Volviendo a ser puentes/atmósfera/árbol madre para les otres. Parece un trabajo muy comprometido. Pero lo importante es poder empezar, por donde sea. Tengo algunos trucos de uso cotidiano para ponerlo en marcha.
3 formas de ser puente/atmósfera/árbol madre:
1. No enojarme (o desenojarme)
Si me encuentro frente a una situación de la diaria que me invita a volar por el aire, actúo de una forma completamente distinta a lo que me surge inicialmente: ¿Qué pasa si no me enojo? Pruebo otra cosa y veo que pasa: hago un chiste, busco complicidad, le tiro charla al indignante para que me cuente algo, busco complicidad, lo desoriento. Humanizar al otro y entenderlo como parte de mi propio contexto. He probado con telemarketers de servicios de telefonía celular, con el pintor que devastó un jazmín frondosísimo de mi casa sin consultar y con ese proveedor que nunca cumple.
Confieso que me cuesta muchísimo, pero el resultado es maravilloso. El otro se ablanda, saca una sonrisa, me termina contando alguna miseria y descarga, puedo renegociar mis términos desde un lugar más sano y efectivo. Ganamos todos.
2. Armar (literalmente) un espacio para albergar y contener al otro
Esta idea toma algo del concepto de Conquistá tu casa, el libro de María Tórtora que editamos hace unos años. No es una propuesta en el plano de elevación espiritual, si no más bien en el eje tauro-cáncer. Recrear un ambiente para “mimar” al otro, con lo que sea que más le guste. Una comida suculenta, la mesa puesta con amor, una caminata en la naturaleza, un tinto frente a un fuego, un paseo, un programa donde le otro se distienda y descargue. A mi mamá le gusta que la lleve en auto a ver barrios de casas bellas, por ejemplo. A veces frenamos y tomamos inspiración de jardines y fachadas. Y entre casa y casa, conversamos de esas cosas que no hablaríamos nunca en un almuerzo o visita esporádica.
Esta propuesta va muy de la mano de la que sigue, maridan espectacularmente.
3. Escuchar
No hablo, no opino, no invento teorías acerca de la aflicción del otro. Simplemente escucho. Me lo propongo deliberadamente porque soy bocona, confieso. Pero cuando lo logro, no tengo que hacer más nada que estar ahí presente. Es muy liberador para las dos partes. A veces el otro no necesita consejos, sólo quiere sentirse escuchado.
Yo soy el otro.
agenda happimess febrero
La verdad es que no tenemos que ser seres de luz para ser árboles madre, ni atmósfera de nuestra comunidad, el grupo de amigos, el equipo de trabajo o nuestra familia. Ya con ser conscientes del peso de nuestras actitudes, pensamientos y energías, es un montón. Repasando la frase del mes de febrero en la agenda Happimess: “Asumite parte esencial de tu red y descubrí como con tu empatía y tus dones, podés construir caminos para la comunidad”.
Las invito a tratar de ser mejores, para mejorar a los demás. Yo soy el otro.
Les dejo este video de Ram Dass, donde habla de relaciones: Les destaco esta frase que enlaza casi cuánticamente con los contenidos de Marzo: que tus relaciones se conviertan en tu yoga.
6 comentarios
Gracias!!!! Escuchar sin abrir mi bocota!!! Eso tengo que cultivar… Graciasss
ahí tenés un desafío 2022!!
Muchas gracias Viky!!! Ademas de ayudarme para mi y mi entorno, tambien voy a usar algunas ideas para las escuelas. Es muy complicado retomar este año después de la pandemia en 2020 y 2021. Abrazo gigante!!
Claudia, es cierta que las escuelas son atmósfera para albergar a otros que están en formación y que luego de semejantes dos años lo necesitan tanto!
Me encantó!!! Gracias!!! Una linda forma de empezar la semana… (leyendo en domingo) =)
Gracias Brenda, el blog es para leer con la calma, aunque para ello haya que esperar un par de días.
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