A Audre la descubrí con un texto que me llegó vía WhatsApp, en la tradición de esos textos que se filtran —en PDFs, en docs, en comentarios sin ningún punto aparte ni negritas— porque son demasiado urgentes para esperar a que se te ocurra ir a comprar el original. Textos que te llegan sin que los pidas, cuando ellos quieren, sin preguntar si el momento es propicio para entregarte a su lectura; se abren camino con la seguridad de ser tan imprescindibles como un médico de guardia.
Y así me imaginé incluirlo en los envíos de la Tribu: de sopetón, sin mucho más preámbulo. Para que siga abriendo el camino con la fuerza de su verdad.
Importante: no es el texto completo, las omisiones están marcadas con paréntesis. Mi intención al recortarlo fue facilitar este primer encuentro y lograr que leas una gran parte sin posponer la tarea. Te aseguro que para el final vas a querer leer más y por eso incluí al pie las fuentes, más bibliografía de Audre y una mini bio.
Usos de lo erótico: lo erótico como poder
“Existen muchas clases de poder; los que se utilizan y los que no se utilizan, los reconocidos o los que apenas se reconocen. Lo erótico es un recurso que reside en el interior de todas nosotras, asentado en un plano profundamente femenino y espiritual, y firmemente enraizado en el poder de nuestros sentimientos inexpresados y aún por reconocer. Para perpetuarse, toda opresión debe corromper o distorsionar las fuentes de poder inherentes a la cultura de los oprimidos, de las que puede surgir energía para el cambio. En el caso de las mujeres, esto se ha traducido en la supresión de lo erótico como fuente de poder e información en nuestras vidas.
En la sociedad occidental, se nos ha enseñado a desconfiar de este recurso, envilecido, falseado y devaluado. Por un lado, se han fomentado los aspectos superficiales de lo erótico como signo de la inferioridad femenina; y, por otro, se ha inducido a las mujeres a sufrir y a sentirse despreciables y sospechosas en virtud de la existencia de lo erótico.
De ahí sólo hay un paso a la falsa creencia de que las mujeres sólo podemos ser realmente fuertes si suprimimos lo erótico de nuestras vidas y conciencias. Pero esa fortaleza es ilusoria, ya que se concibe en el contexto de las pautas de poder masculinas.
(…)
Los hombres han acostumbrado a definir erróneamente lo erótico y a emplearlo en contra de las mujeres. Lo han equiparado con una sensación confusa, trivial, psicótica, artificial. Por este motivo, muchas veces renunciamos a indagar en lo erótico y a considerarlo una fuente de poder e información, confundiéndolo con su antítesis, la pornografía. Ahora bien, la pornografía es la negación directa del poder del erotismo, ya que representa la supresión de los sentimientos verdaderos. La pornografía pone el énfasis en la sensación sin sentimiento.
Lo erótico es un espacio entre la incipiente conciencia del propio ser y el caos de los sentimientos más fuertes. Es una sensación de satisfacción interior que siempre aspiramos a recuperar una vez que la hemos experimentado. Puesto que habiendo vivido la plenitud de unos sentimientos tan profundos y habiendo experimentado su poder, por honestidad y respeto a nosotras mismas, ya no podemos exigirnos menos.
audre lorde
No es fácil exigirse rendir al máximo en nuestra vida, en nuestro trabajo. Aspirar a la excelencia supone superar la mediocridad fomentada por nuestra sociedad. Dejarse dominar por el miedo a sentir y a trabajar al límite de la propia capacidad es un lujo que sólo pueden permitirse quienes carecen de objetivos, quienes no desean guiar sus propios destinos.
Esta aspiración interna a la excelencia que aprendemos de lo erótico no debe llevarnos a exigir lo imposible de nosotras mismas ni de los demás. Una exigencia así sólo sirve para incapacitarnos. Porque lo erótico no sólo atañe a lo que hacemos, sino también a la intensidad y a la plenitud que sentimos al actuar. El descubrimiento de nuestra capacidad para sentir una satisfacción absoluta nos permite entender qué afanes vitales nos aproximan más a esa plenitud.
El objetivo de todo lo que hacemos es que nuestras vidas y las de nuestros hijos sean más ricas y menos problemáticas. Al disfrutar de lo erótico en todos nuestros actos, mi trabajo se convierte en una decisión consciente –en un lecho anhelado en el que me acuesto con gratitud y del que me levanto fortalecida.
Por supuesto, las mujeres con tanto poder son peligrosas. De ahí que se nos enseñe a eliminar la exigencia erótica de la mayoría de las áreas de nuestra vida, excepción hecha del sexo. Y la falta de atención a las satisfacciones y fundamentos eróticos de nuestro quehacer se traduce en el desafecto a gran parte dedo que hacemos. Por ejemplo, ¿cuántas veces amamos realmente nuestro trabajo cuando nos plantea dificultades?
(…)
El término erótico procede del vocablo griego eros, la personificación del amor en todos sus aspectos; nacido de Caos, Eros personifica el poder creativo y la armonía. Así pues, para mí lo erótico es una afirmación de la fuerza vital de las mujeres; de esa energía creativa y fortalecida, cuyo conocimiento y uso estamos reclamando ahora en nuestro lenguaje, nuestra historia, nuestra danza, nuestro amor, nuestro trabajo y nuestras vidas.
(…)
Más allá de lo superficial, la expresión “me hace sentir bien” reconoce el poder de lo erótico como un conocimiento auténtico, pues el significado que encierra dicha expresión es la guía primera y más poderosa hacia el entendimiento. (…)
A mi juicio, lo erótico actúa de diversas maneras, la primera de las cuales consiste en proporcionar el poder que deriva de compartir profundamente cualquier empeño con otra persona. Compartir el gozo, ya sea físico, emocional, psicológico o intelectual, tiende entre quienes lo comparten un puente que puede ser la base para entender mejor aquello que no se comparte y disminuir el miedo a la diferencia.
Otra función importante de la conexión erótica es que hace resaltar con sinceridad y valentía mi capacidad de gozar. Así como mi cuerpo reacciona a la música relajándose y abriéndose a ella, atento a sus más profundos ritmos, todo aquello que siento, me abre a la experiencia eróticamente satisfactoria: ya sea al bailar, al montar una estantería, al escribir un poema o al analizar una idea. El hecho de poder compartir esa conexión íntima sirve de indicador del gozo del que me sé capaz de sentir, de recordatorio de mi capacidad de sentir.
Ese conocimiento profundo e irreemplazable de mi capacidad para el gozo me plantea la exigencia de que viva toda la vida sabiendo que esa satisfacción es posible (…).
audre lorde
Éste es uno de los motivos por los que lo erótico despierta tantos miedos y a menudo se relega al dormitorio, si es que llega a reconocerse. Pues cuando comenzamos a sentirlo profundamente en todos los ámbitos de nuestra vida, también empezamos a exigir de nosotras mismas y de nuestros empeños vitales que aspiren al gozo que nos sabemos capaces de sentir. Nuestro conocimiento erótico nos fortalece, se convierte en una lente a través de la cual escudriñamos todos los aspectos de nuestra existencia, lo que nos obliga a evaluarlos honestamente y a adjudicarles el valor relativo que poseen en el conjunto cíe la vida. Y obrar así es una gran responsabilidad que surge de nuestro interior: la responsabilidad de no conformarnos con lo que es conveniente, falso, convencional o meramente seguro.
(…)
Nos han educado para que temamos el sí que llevamos dentro, nuestros más profundos anhelos. Pero cuando llegamos a identificarlos, aquellos que no mejoran nuestro futuro pierden su poder y pueden modificarse. Es el miedo a nuestros deseos el que los convierte en sospechosos y les dota de un poder indiscriminado, ya que cualquier verdad cobra una fuerza arrolladora al ser reprimida. El miedo a no ser capaces de superar las falacias que encontramos en nuestro interior nos mantiene dóciles, leales y obedientes, definidas desde fuera, y nos induce a aceptar muchos aspectos de la opresión que sufrimos las mujeres.
Cuando vivimos fuera de nosotras mismas o, lo que es lo mismo, siguiendo directrices externas en lugar de atenernos a nuestro conocimiento y necesidades internos, cuando vivimos de espaldas a esa guía erótica que hay en nuestro interior, nuestras vidas quedan limitadas por factores externos y nos adaptamos a las imposiciones de una estructura que no sé basa en las necesidades humanas, y mucho menos en las individuales. Mas, si comenzamos a vivir desde dentro hacia fuera, en contacto con el poder de lo erótico que hay en nosotras, y permitimos que ese poder informe e ilumine nuestra forma de actuar en relación con el mundo que nos rodea, entonces comenzamos a ser responsables de nosotras mismas en el sentido más profundo. Porque al reconocer nuestros sentimientos más hondos no podemos por menos de dejar de estar satisfechas con el sufrimiento y la autonegación, así como con el embotamiento que nuestra sociedad suele presentar como única alternativa. Nuestros actos en contra de la opresión se integran con el ser, empiezan a estar motivados y alentados desde dentro.
Al estar en contacto con lo erótico, me rebelo contra la aceptación de la impotencia y de todos los estados de mi ser que no son naturales en mí, que se me han impuesto, tales como la resignación, la desesperación, la humillación, la depresión, la autonegación.
Audre Lorde
(…) Ahora, al fin, voy encontrando más y más mujeres identificadas con las mujeres que tienen la valentía necesaria para compartir la carga eléctrica de lo erótico sin disimular y sin distorsionar la naturaleza tremendamente poderosa y creativa de esos intercambios. Reconocer el poder de lo erótico en nuestra vida puede proporcionarnos la energía necesaria para acometer cambios genuinos en nuestro mundo en lugar de contentarnos con un cambio de papeles en el mismo y manido escenario de siempre.
Pues al reconocerlo nos ponemos en contacto con nuestra fuente más profundamente creativa y, a la vez, actuamos como mujeres y nos autoafirmamos ante una sociedad racista, patriarcal y antierótica.”
* Ponencia presentada en el Cuarto Congreso de Berkshire sobre la Historia de las Mujeres, Mount Holyoke College, 25 de agosto de 1978. Publicada en forma de folleto por Out & Out Books (disponible en The Crossing Press).
Sobre Audre Lorde
Hija de inmigrantes caribeños, Audre Lorde nació en 1934 en Harlem. Autodefinida como “negra, lesbiana, madre, guerrera, poeta”; a través de su prosa y su activismo se convertiría en un ícono del feminismo interseccional. Dentro de su lucha, se preocupó especialmente por crear espacios para las mujeres negras y queer dentro del movimiento, con la idea de que “las distancias no se construyen por las diferencias, si no por los silencios”. Todos sus libros buscan atravesar esa “tiranía del silencio”.
Su trabajo, además de ser muy comprometido, es biográfico. En 1978 le detectan cáncer de mama, lo cual derivó en una mastectomía: ella recoge toda su vivencia para transformar su vulnerabilidad en fuerza y nuevamente romper el silencio con una campaña abierta para eliminar la vergüenza de la amputación. Muere en 1992, producto de las complicaciones del cáncer que reapareció como metástasis en el hígado.
Fuentes
El texto y la nota proceden de: Audre LORDE, “Usos de lo erótico: lo erótico como poder” (1981/1984/2003), en Audre Lorde, La hermana, la extranjera. Artículos y conferencias, traducción de María Corniero, revisión de Alba V. Lasheras y Miren Elordui Cadiz, Ed. Horas y horas, Madrid, 2003, pp. 37-46. (Texto original: “The Uses of the Erotic: The erotic as Power”, en Audre Lorde, Sister Outsider: Essays and Speeches, 1984)
Más bibliografía de Audre Lorde
Sister Outsider (1984)
Colección de ensayos y ponencias, entre los cuales se incluye “Usos de lo erótico”, “La Transformación del Silencio en Lenguaje y Acción” y “La Poesía No es un Lujo”. Es el libro para adentrarse en la prosa de Lorde, esencial para mujeres y activistas.
Los diarios del cáncer (1981)
En las notas de sus diarios, Audre se sumerge a recoger lo que el cáncer le regala como oportunidad: reconocer al autocuidado personal y colectivo, y la importancia de no ignorar lo que nos distingue como mujeres feministas.
El Unicornio Negro (1978)
Poemario, busca explorar la pluralidad de identidades y las opresiones de una mujer afroamericana y lesbiana en los Estados Unidos en la década de los años 70.
2 comentarios
Gracias por compartir semejante belleza. Feliz Abril !
Gracias Vero! Feliz y empoderado Abril para vos también :)
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