Luciana tenía 11 años cuando vió en el célebre programa de TV “Créase o No” cómo reconstruían la cara de una señora que había sufrido un gravísimo accidente. Lejos de horrorizarse, se iluminó con una certeza: “¡Eso quiero hacer!”. Desde entonces, se dedica a ayudar a las personas a recuperar su alegría al mirarse al espejo.
Cuando pensamos en “cirugía plástica” lo primero que nos viene a la mente probablemente está asociado a historias de celebridades que han permitido interesantes experimentos sobre su ser en nombre de la “belleza”. Pero la medicina estética tiene muchas otras historias, algunas cotidianísimas y otras extraordinarias. La Dra. Luciana Passadore conoce un poco de ambos mundos: ha atendido en quirófano a bebés quemados, niños con una deformidad congénita, pacientes oncológicos como a adultos con un deseo personal de verse diferentes. Desde hace 20 años realiza cirugías reconstructivas y estéticas en el Hospital Austral, el Sanatorio Finochietto y la Fundación Hospitalaria. El común denominador en el resultado de sus intervenciones es la sonrisa que se despierta en sus pacientes al verificar que, al terminar un procedimiento o tratamiento, se sienten más a gusto con su imagen personal.
En esta entrevista le pedimos que nos cuente un poquito sobre su profesión y los desafíos de abordar el aspecto estético de las personas en este momento cultural.
—¿Es correcto que la “estética” sea vista como un problema médico? ¿Cuándo y por qué se habla de “medicina” estética?
Luciana: La estética habla de lo “bello”… Y lo bello (teóricamente hablando) es simetría, armonía, proporción… No obstante, se entiende que el concepto de estética se debe concebir y extender no sólo a la percepción de la belleza. Debe abarcar lo físico, lo psíquico y lo socio-cultural. La eterna búsqueda de belleza que hoy hay en el mundo, se fue uniendo a la ciencia y a un nuevo sistema de vida en el que es imposible separar la actividad diaria del aspecto personal.
Esa búsqueda que también se vive a través del arte, se traslada a lo que hago, con la gran diferencia de que el artista crea obras de arte para ser admiradas por el resto de la humanidad y la cirujana o cirujano plástico lo hace para satisfacer necesidades humanas psicológicas.
Levantar la autoestima, satisfacciones personales, el deseo de mejorar lo que puede considerarse algún defecto físico, o aspectos propios de las etapas del ciclo vital de un ser humano, todas estas necesidades se abordan desde la medicina. Se habla de “Medicina Estética” cuando la práctica se efectúa con procedimientos no invasivos, sin cirugías; restaurando la proporción con procedimientos en un consultorio y no en un quirófano. Cuando se precisa de la especialidad quirúrgica para abordar la reconstrucción funcional y estética de los tejidos, hablamos de especialistas en Cirugía Estética o Plástica.
Luciana nació en enero de 1975 bajo el sol de Capricornio. Claramente esa configuración se ha expresado en su capacidad de híperfoco y dedicación. Estudió Medicina en la Universidad de Buenos Aires (le resultó tan apasionante que a los 23 años se recibió) e hizo la residencia de Cirugía General en el Hospital de San Isidro, además del Curso Superior de Cirugía Plástica de la UBA en el Hospital Garrahan.
—Después de años de trabajar en la reconstrucción de la estética de pacientes pediátricos y adultos que sufrieron graves accidentes, ¿qué te lleva a abrir este segundo camino en un consultorio?
Luciana: Hace unos 5 años empecé a sumergirme en el mundo de la Medicina Estética, al ver cómo los avances científicos y tecnológicos mejoraron sustancialmente las prácticas en este campo, haciéndolo cada vez más seguro para el paciente y logrando obtener resultados cada vez más naturales. Desde hace muchos años asisto a Congresos, en forma regular, y noté como se empezó a demostrar cada vez más la seguridad en los resultados sin necesidad de pasar por una cirugía, tanto en Medicina Estética habitual, como en Medicina Estética Reconstructiva. Me pareció sumamente interesante profundizar en esta área. Decidí diversificarme para poder ofrecer estos tratamientos y comencé el Curso Superior de Medicina Estética para tener bases aún más sólidas.
—¿Qué tipo de intervenciones o tratamientos realizás? ¿Los elegiste en particular por alguna razón?
Luciana: En cuanto a Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, realizo muchísimos procedimientos, desde heridas complejas, quemados, malformaciones congénitas y oncología de piel, hasta cirugías estéticas propiamente dichas. Abarcando toda la anatomía del cuerpo humano. En Medicina Estética me declaro fan absoluta de la restauración del rostro con todas las herramientas que tenemos hoy: toxina, fillers y la vedette de hoy, la bioestimulación. También hago procedimientos corporales para adiposidad localizada, flacidez y celulitis. Pero lo que más me gusta es la restauración facial por mi pasión por la belleza, vista desde la armonía de la proporción divina, el número áureo.
“La belleza es manifestación del bien, entendido éste como el punto más alto del ser”.
platón, citado en la entrevista por luciana.
—En tu consultorio, ¿cuál es el motivo de consulta más frecuente que atendés? ¿Qué emociones te presentan las personas que vienen a esa primera consulta?
Luciana: Las dos frases que más se repiten son “¿¡Qué son estas arrugas?!” o cosas como “Siento que se me está derritiendo la cara”. La consulta pasa por querer verse mejor, sacarse la cara de cansados o la cara de enojo, ¡y la emoción principal es el entusiasmo! El desafío de la primera consulta despierta un momento creativo único, la evaluación y esa primera charla termina dirigiendo todo el tratamiento, que suele ser en etapas, ya que la Medicina Estética es una sumatoria de pequeños detalles para llegar al resultado final deseado. Por todo esto, para mí la primera consulta es la mejor de todas, sobre todo si el paciente no se ha hecho nada nunca. También hay otra situación muy importante, y es cuando tengo que arreglar algo que hizo otro profesional. En ese momento hay que pensar y dar soluciones. Obvio que siempre todo es charlado con el paciente, para que haya un claro acuerdo en el rumbo que vamos a tomar.
—¿Qué evalúas en una persona antes de proponerle un tratamiento?
Luciana: La evaluación es global. Necesito conocer tanto sus antecedentes médicos, su anatomía, cuán posible es cumplir el deseo de cambio con el que viene el paciente a la consulta, como el origen de ese deseo. A veces los estereotipos exagerados hacen que el concepto de belleza se deforme y se desvíe de la armonía que conlleva. La evaluación médica inicial y presencial es fundamental para decidir el tratamiento a realizar. No es viable realizar una evaluación tan importante por llamada, chat o fotos.
—¿Hay situaciones en las que propones no tratar o intervenir? ¿Contraindicaciones?
Luciana: Sí, algunas veces asisten personas a la consulta con la idea de hacerse tratamientos que vieron en redes sociales, pero que no son adecuados anatómicamente para ellas. También ocurre que muchas veces me piden cosas que realmente no necesitan. Estoy en contra de alterar la armonía natural de los rostros.
—Teniendo en cuenta todo lo que hemos “deconstruido” el mandato alrededor de la belleza, ¿cuál es tu experiencia y cómo ves que se vive esto hoy en tu campo?
Luciana: Personalmente no tengo dudas: “cómo nos vemos” y “cómo nos sentimos con respecto a eso” es lo que reflejamos como nuestra carta de presentación al mundo. Su impacto en nuestras vidas no es menor. Pero cada uno tiene su propia definición de belleza. Yo sólo acompaño a las personas en el proceso de cambio que quieran tener para verse cómo lo desean siempre y cuando no alteremos la armonía natural que tenemos todos y cada uno de nosotros. Esa es mi forma de abordarlo. Hoy, la Medicina Estética se está transformando desde el “antiage” directamente al “wellage”: el médico estético pasa a ser parte de la consulta obligada en algún momento del año, así como vamos al clínico a un chequeo o al ginecólogo para el control, también empezaremos todos a adentrarnos en tratamientos para conservarnos y vernos más saludables con el paso de los años.
—¿Qué cambios te manifiestan haber vivido las personas después de un tratamiento?
Luciana: ¡Sinceramente lo que más me manifiestan es felicidad! Y esa felicidad es contagiosa. Debo decir que los resultados emocionales que se logran, es lo que me motiva cada día a seguir. A veces una persona tiene una característica que le aqueja silenciosamente, no le gusta… Y cuando llega el cambio o esa “restauración”, ver cómo sus ojos se iluminan y la sonrisa se dibuja… Es hermoso. Muchas veces los pacientes llegan a sus casas, y luego de observarse en la intimidad, me envían mensajes de agradecimiento por el resultado. ¡Es muy gratificante!
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