Quienes me vienen leyendo saben que desde mediados de 2014 que estoy “en guerra” con el azúcar. Es lisa y llanamente la culpable de muchas de las enfermedades modernas. Hasta podemos decir que el azúcar estresa. Pero como toda droga moderna, viene envuelta en paquetitos de colores tan inofensivos —o en bebidas tan ecológicas y buena onda— que la lucha mundial será difícil. 

Entonces, ¿nunca más —nada— dulce en la vida? No, esperen, yo también me sentiría marchitar por dentro con semejante declaración. Y este post es sobre hacer helado, así que respiren: no se trata de ser extremistas. Se trata de honrar nuestros cuerpitos y darles cosas buenas. Porque cada uno es el héroe de su propia novela, y los héroes no pueden hacer cosas grandiosas si están mal alimentados.

Ahora, ¿quién quiere comer helado?

New! Soundtrack inspiration. Porque cocinar con música —ya lo dijo Jamie Oliver, y lo repitió Narda Lepes—: hace bien.

Ingredientes
1 piña 
200 ml de leche de coco
200 ml de crema de leche
1 pizca de cardamomo
Limón (ralladura y un poco de jugo)
1 a 2 cucharadas de miel orgánica de abejas

Pasos
–Cortar la piña: la manera más sencilla es arrancarle las hojas (basta girar levemente a la vez que se tira para arriba). Luego, con cuchillo de cocinero —el grandote— la parten en 4. Toman un pedazo, lo paran en vertical sobre la tabla y con cuidado pelan la corteza. No importa si un poco de piña se va con la cáscara, lo importante es que no queden los “ojitos” o partes dura en la carne de piñaque vamos a usar para el helado. Una vez que tienen sus 4 trozos pelados, trocen en pedazos más pequeños, pero solo lo suficiente para que entren en la licuadora.

–Licuar la fruta: en la licuadora pongan la piña junto a la leche de coco, un poquito de ralladura de limón (solo la parte amarilla y luego de lavar muy bien el limón, si rallan la parte blanca quedará un sabor amargo). Agreguen unas 2 cucharaditas de jugo de limón y la pizca de cardamomo (no es esencial, pero si tienen, suma). Para que quede un poco más dulce, podemos agregar unas cucharaditas de miel: depende de la fruta. Si la piña está bien madura, será naturalmente dulce. Basta 1 cucharada. Si creen que es poco, agreguen una más. Una vez que licuan la preparación puede probarla, la idea es que se sienta el sabor de la fruta pero no extremadamente dulce. Tiene que ser un dulce ligero.

–Batir la crema: en batidora eléctrica —o a mano, si querés hacerte un ejercicio de cardio—, batir la crema sola (no agregues azúcar), con cuidado de no pasarse de punto. Cuando esté ligeramente montada (que sostiene un piquito), está a punto.

–Incorporar la fruta a la crema con movimientos envolventes y lentamente. Si tenés una batidora de pie, basta cambiar el accesorio y volcar la fruta licuada lentamente mientras la paleta está en movimiento.

–Hacer helado: si tenés una máquina de hacer helados —lo recomiendo vehementemente, son económicas y te permiten hacer tus propios helados en casa lo cual es *insertar coro angelical* la gloria— basta colocar la preparación en la máquina y seguir las instrucciones. Si no, buscá un molde de metal (el que menos recovecos tenga y más superficie de contacto ofrezca, o sea, grande) y verté la preparación. Llevalo al freezer, y ponete un timer en el teléfono que te recuerde ir a revolver la preparación cada 40-60 minutos. El tiempo depende realmente del freezer, la idea es que no se endurezca todo parejo como un bloque (como cuando se te derrite el helado y lo guardás igual de nuevo en el freezer). No va a quedar horrible, pero es más interesante la textura si lográs que quede como una crema.

Tabla nutricional
A partir de ahora voy a empezar a sumar tablas nutricionales a mis recetas porque, dah!! No vale que yo les diga que esto o aquello es bueno, lo que vale es que tengan la información para analizarlo ustedes mismos.

Para los que usan MyFitnessPal para trackear su dieta, este helado está ya cargado como Pineapple Coconut Ice Cream/Homemade.

¡Coman rico! ¿Me cuentan si les gustó?