Finalmente llegaron las fotos que tomé con la Diana+ en el Glamping y es momento de que les cuente TODO lo que pasó esa noche… ¡cha-chán!!! Empecemos por lo primero: cuando recibí la invitación por parte del equipo de Aperol, casi me caigo de la silla. Glamping. Camping con glamour, ¿es posible? A continuación, mi experiencia —¡atenti que hay muchas ideas para inspirar celebraciones y reuniones caseras!— y de paso una mini guía para “aglampar” por cuenta propia.
Invitación
Luego de confirmar mis datos personales y los de mi acompañante, me anunciaron que recibiría un paquete con más instrucciones. (Tomá nota: vuelve el gesto de invitar “con creatividad y sentimiento”. Basta de tirar un “reserven la fecha X” en un chat grupal en Whatsapp, si se trata de celebrar, el “cómo” invites a la fiesta, creéme que cuenta.) Solo tenía una fecha que debía reservar: el lunes 16 de marzo. ¿Vamos a dormir ahí?, pregunté. “Por supuesto. Pero no te preocupes por nada, nosotros nos encargamos de todo.” Aclaración más que válida para una control-freak como la que escribe.
Arribo
Después de una hora y media de autopista volvimos a tierra firme, solo para agitar las piernas en el aire minutos después: la verdadera llegada fue a caballo. Mientras un equipo se hacía cargo de nuestros bolsos, nosotros tuvimos que recurrir a la memoria de nuestras aventuras gauchescas —eso es: “los que las tuviéramos”— y subirnos a una yegua para recorrer el tramo final al paso. Hubo algún trote y mordiscón, pero en líneas generales llegamos a salvo.
La primera sorpresa fue descubrir nuestras carpas, a orillas de una pequeña laguna. Confieso que hasta el momento bromeábamos sobre si encontraríamos una carpa para armar, tipis o una mega carpa con camas cucheta. Pero el glamping es glam, por lo que cada pareja de invitados tenía a su disposición su propia carpa de aprox 5 m2, con camas individuales resguardadas por mosquiteros, agua, sillón, velador y, para nuestra maravilla, más regalos. Una mochila de Gorrión, conteniendo una cámara Diana+ y una linterna de aluminio marca alemana para ser la envidia de cualquier campamentista profesional.
Sunset
Una vez acomodados en nuestros “glamposentos”, nos acercamos a la carpa principal, donde nos recibió Mona Gallosi con unas refrescantes aguas saborizadas de su creación. Mis preferidas fueron una con maracuyá y otra con pasto (del que se come y tiene tantas buenas propiedades). Mientras todos se arrimaban a los sillones de mimbre, SRZ se acercaba a sus bandejas para musicalizar una vez más el atardecer. Cuando ya estábamos un poco más fresquitos, Mona y su equipo comenzaron a servir Aperol Spritzs para todos. Para el que no conoce aún este maravillo aperitivo —que es sin dudas mi preferido—, se prepara con 3 medidas de champagne o espumante, 2 de Aperol y 1 de soda. La mnemotecnia es sencillísima: 3-2-1, ¡despegue! Charla mediante fue cayendo el sol sobre el horizonte, y con las primeras estrellas llegaron los appetizers de Fernando Trocca: langostinos, fish cakes, chorizos. Todo tan rico que se me hace agua la boca de recordarlo.
Fogón
Luego de bailar en la pista de SRZ —para bajar la extensa ronda de appetizers— llegó el momento de buscar las linteras para trasladarnos hasta el fogón. El área se vislumbraba a lo lejos, consistía en un verdadero mini anfiteatro que tenía por centro los fuegos. A su costado, desde una reconstruída pulpería con cuidado look vintage se repartía más Aperol Spritz, pero esta vez la receta se adaptó a las sugerencias de la sommelier Agustina de Alba, que propuso diferentes vinos blancos para nuevas versiones del Spritz. Les sugiero probar en casa, el resultado varía mucho de un torrontés a un sauvignon blanc, pero realmente depende de cada paladar y el maridaje con el momento. Lo bueno es que siempre es sencillo de preparar, liviano y acompañador: va con un brunch, un asado, un atardecer. Prueben.
La sorpresa del fogón fue el recital en vivo y unplugged de Leo García. Un verdadero privilegio para los presentes, que pudimos aplaudir, cantar y mover la patita con clásicos de Cerati, Gilda y obviamente, del mismo Leo. Mientras tanto, Trocca nos seguía alimentando, esta vez con un risotto de espinacas que confieso: repetí. De hecho tuvieron que ir a buscar otra olla porque un par de invitados todavía no lo habían probado. Eh, sí, Luis Corbacho: yo me comí tu plato.
Estrellas
Mientras se extinguían los fuegos, con la panza y el corazón repletos, volvimos hacia el área de glamping. En el camino fotografiamos lechuzas. Junto a la carpa central nos esperaban más actividades: un cine al aire libre presentando el clásico Casablanca y un astrónomo con dos telescopios y un láser súper potente, que nos enseñaría sobre constelaciones y estrellas. Esa noche puede ver los anillos de Saturno, y para mí, fue uno de los highlights de la experiencia.
Amanecer
Dormimos placenteramente. Durante la noche la temperatura bajó unos cuantos grados. En mi caso, el despertador no fue el calor ni la luz del sol: fueron los patos. Alrededor del glamping había una familia de 7 patos que evidentemente mostraban cierto grado de desacuerdo con nuestra invasión de su laguna. Los picotazos resonaban contra la lona exterior. Tuve que levantarme. Al girar la esquina de mi carpa descubrí un campo de plumas blancas y 14 ojos de pato que me miraban cual infantes descubiertos en plena travesura. Lo bueno de despertarnos temprano, fue que fuimos los primeros en la lista para los masajes.
Junto a la piscina nos esperaban 4 expertas masajitas. Elegí probar el masaje con cuencos tibetanos. ¡Qué experiencia! No puedo recomendarla lo suficiente. Mucho más que una relajación, se trata de un viaje cósmico a través de las vibraciones. Quedé absolutamente sedada. Tanto que ni siquiera me percaté del gigantezco abejorro que vino a vibrar sobre mi nariz.
Brunch
El momento final de esta experiencia nos encontró nuevamente alrededor de la mesa. Esta vez, una mesa larga, bien italiana, donde Agustina nos guió, junto a Mona, en una cata de las variantes del Spritz según los diferentes vinos que se utilizaron para prepararlos. Pudimos reconocer las sutiles diferencias que un chardonnay o un tempranillo imprimen al cocktail. Para el placer de nuestros sentidos, la degustación fue acompañada de los platos de Trocca. Se robó el show un salmón a la sal que se deshacía cual manteca en la boca.
Glamping para todos
Del glamping aprendí algunos trucos interesantes para reproducir la experiencia por nuestra cuenta. Lo fundamental es encontrar un espacio verde en el que podamos crear nuestra fantasía: puede ser el patio trasero de una casa o quinta, o un terreno para acampar en la naturaleza que tenga los servicios sanitarios básicos. Hay que decorar el espacio tanto dentro como fuera de la carpa pensando en la comodidad y el disfrute estético: mantas y sillas plegables coloridas, almohadones, guirnaldas de papel y de luces, flores, manteles plásticos con onda, platos de melamina de colores, unas buenas copas y la infaltable heladera portátil. ¡Fundamental para el glamping es comer rico!
El menú tiene que ser fresco pero sencillo, para servirse con las manos. Piensen en empanadas y sánguches gourmet, tablas de quesos y fiambres —solo tengan cuidado con la cadena de frío—, frutas y panes artesanales con semillas. Si podemos evitar prender un fuego probablemente mejor —el carbón no es amigo del glamour—, pero si la noche es fresca y sale fogón, ¡que no falte una guitarra! (O un ukelele, claro.)
En cuanto a la bebida, claramente el Aperol Spritz es una gran opción, ya que es un cocktail fresco, ligero y adaptable. Solo necesitan hielo, ¡por eso es tan importante la heladerita! Esta forma de presentarlo es además una idea interesante para aplicar en una fiesta en casa: una “barra abierta” con soda, aperol y varias botellas de vino blanco de distintas cepas y espumantes. En una pizarra pequeña escribís la fórmula 3 + 2 + 1, dejás copas a disposición y listo! Spritz customizados.
No se olviden de sumar alguna actividad de star-gazing: aunque no tengan un telescopio a mano, hay varias apps que pueden bajar en su celular —háganlo antes de salir, por las dudas que falle la señal— que permiten identificar constelaciones. Mi favorita es SkyView-Free.
A la hora de dormir, si no conseguimos una carpa “estructural” —se alquilan para eventos, pero pueden ser un poco grandes—, podemos encontrarle la vuelta a la canadiense o incluso al iglú. Lo importante: un piso que sea un mimo para nuestros pies descalzos —pueden lograrlo con una alfombra, idealmente de piel de oveja—, un velador portátil de led y un colchón inflable que agregue unos centímentros de aire a nuestro descanso. Como durante la noche baja la temperatura, una manta polar o un acolchado serán agradecidos.
Por la mañana, improvisen un safari fotográfico y algo de actividad física. Les recomiendo jugar a la mancha o al quemado, que tienen mucho más que ver con jugar que con cosechar músculos. Si están en modo slow, puede ser yoga seguido de meditación o, si hay un espejo de agua en las inmediaciones, un chapuzón. Spa low cost garantizado.
¿Alguna vez hicieron glamping? ¿Les gustaría vivir la experiencia?
4 comentarios
¡Qué buena experiencia! Quiénes son los chicos de la foto #17?
Sofía Sakarny y sus acompañantes Aniko!
Hola Vik!!! cómo estás? pasaba por acá hacerte una consulta… estaba con ganas de comprárme una cámara como ésta que te regalaron en el Glamping…y quería saber cómo es que se usa! si tenés que comprar rollo de foto para usarla, o si es digital; porque la verdad sacaste unas fotos tremendas y veo que están editadas. Así que me muero de curiosidad por saber como es.
muchas gracias como siempre por tu tiempo! saludos! buena semana
Hola Yanina!! Gracias por leer :) Te cuento: la Diana+ usa rollo convencional, o sea que tenés que revelarlas por el sistema de revelado tradicional. La mayoría de las fotos en este post están sacadas con mi otra cámara, una Nikon D5200 que sí es digital. Las que saqué con la Diana está escaneadas sobre fotos impresas, y el efecto de superposición se logra exponiendo dos veces el mismo pedacito de film (o sea, dos disparos sin mover la ruedita… muy old school!).
Si bien me encantan las analógicas y tengo varias, es verdad que el temita del revelado es medio complicado. Otra buena opción sino es la Instax, que es como la polaroid pero de Fuji. De esa tenés que conseguirte los cartuchos (tarea más sencilla en el exterior que en este país), pero hay proveedores que los traen. ¡No es imposible!
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