Una práctica que invita a repensar la idea de fuerza: ¿Hay que ser flexible para poder practicar yoga? ¿Qué significa concretamente ser flexible? ¿Qué diferencia hay entre ser flexible y ser laxo?
Por Tofu Giandinoto
A mi juego me han llamado y en esta oportunidad de columnista invitada, me saco el sombrero de escritora, enarbolo la bandera yogini y me subo al mat. Les armé este video pensando en aquellas practicantes con historia, pero también para las que son nuevas en el mundo del yoga, tienen algo de Virgo en la carta y gustan de arrancar con enseñanzas y acciones más precisas.
Mas que una clase, es una propuesta, una forma distinta de encarar la práctica, para seguir explorando. Es una herramienta que suma, un recurso para llegar a resultados distintos, para aprender a sostener en el tiempo, bajando el ritmo interno y cultivando la observancia. Se puede aplicar a otros asanas.
Fe de erratas: donde digo El Héroe I, quise decir El Héroe II. No me manden a la Interpol del los Yoga Sutras, por favor!
Les prometo que si se lo toman a pecho y trabajan en la profundidad de la propuesta, respiración tras respiración, al otro día el cuerpo tendrá muy presente lo practicado. Porque no hay fortaleza que se adquiera en ningún e-shop, es todo trabajo personal. A poner el cuerpo, no queda otra. Si se siente, es que algo está transformándose.
Flexibilidad es fuerza + elongación.
Si no es laxitud.
Y acá otro ejemplo de una propuesta lenta, profunda y precisa por gran Carrie Owerko una de mis role models de la menopausia. En sus drills, Owerko cruza danza, Yoga Iyengar, calistenia y FRC, la técnica basada en la movilidad y fortaleza de las articulaciones que incorporan unos cuantos atletas, fisioterapeutas y yoguis.
Y acá la refe final del video, la cual denota claramente mi grupo etario. Juana Molina y su inolvidable profe de gym: