¿Por qué dicen que la primavera es la estación más bella del año? Eso mismo se preguntan todos los que viven las famosas alergias de la espora de plátano. Esta semana, lineamientos para un fin de invierno sin perder la dignidad.
Por Tofu
Luego del verano, los días eternos, la vida social extendida, los alimentos ligeros, las trasnochadas con vinos y platitos, las despedidas y reencuentros, ufff… es lógico pensar que lo orgánico es que siga una estación que nos invite a meternos para adentro, dormir lo correspondiente, cuidar la piel de la exposición al sol, recuperarnos del agite veraniego y lo estimulante de los días más cálidos.
Y si escuchamos a nuestro entorno real (no el urbano, ni el digital, el de nuestro ecosistema verdadero), luego de esos meses de aquietamiento e introspección, todo vuelve rítmicamente a moverse, renacer, suceder, FLORECER. Nacimos con estos ritmos y sería genial poder seguir escuchándolos y acoplándonos a ellos, para no caer en el agotamiento. Imaginen si no a un micro de larga distancia que cada vez que llega a destino, vuelve a partir sin pasar por el taller. Se rompe, ¿verdad?
Lo mismo nos pasa a nosotras.
Florecer según el Ayurveda:
Si pienso en esta época del año, no puedo dejar de pensar la estación en estos términos. Para esta corriente de medicina el fin del invierno marca el inicio de la estación kapha. Y para cada cambio de estación el Ayurveda propone una serie de adaptaciones y cambios de hábito para ir llevando el cambio sin mayores trastornos.
Según esta disciplina, la salud es el estado de equilibrio perfecto de cuerpo, mente y alma, a partir de tres energías fundamentales o doshas: vata, pitta y kapha.
Según este perfil, cada individuo tendrá las siguientes cualidades:
Vata: (éter y aire) Móvil, ligero, seco, variable.
Pitta: (fuego y agua) Caliente, agudo, fuerte, sólido.
Kapha: (agua y tierra) Pesado, lento, fresco, húmedo.
Pero las distintas estaciones el año, también se dividen en estas mismas características. El verano es pitta (caliente, agudo, fuerte, sólido), el otoño y principio del invierno es vata (móvil, frío, ligero, variable) y el fin del invierno y primavera marcan la estación kapha (pesado, lento, húmedo, fresco).
El cuerpo humano tiene una capacidad sorprendente de adaptación a los cambios del entorno. Pero estos cambios demandan energía vital, tienen un costo para el cuerpo. Esa energía, se retira de otro lado o función corporal para poder aclimatar al cuerpo. Por eso nos conviene siempre acompañar estos ajustes, ir a favor de ellos, facilitarle al cuerpo la tarea para tener una pérdida mínima de energía. Es decir: acompañar los cambios que se dan a nuestro alrededor de forma orgánica.
En primavera el clima es húmedo, pesado, denso, en transición hacia lo liviano y movedizo del despertar de la primavera. Las toxinas se acumulan por el frío, la baja del frío afloja esa acumulación, es temporada de resfríos y congestión, la mucosidad empieza a fluír por el cuerpo, las toxinas circulan y hay que eliminarlas, lo quieto se vuelve a mover. Todo asciende, brota, se eleva, revive. Aumenta la energía.
Observen cualquier lugar donde haya nieve en invierno. El derretimiento y movilización de las masas de líquido que observamos en primavera, también sucede en nuestro cuerpo. El kapha acumulado durante el invierno (esa cualidad densa, pesada, inerte) empieza a correr por el cuerpo. por eso tantas personas se resfrían y son propensas a la alergia en esta época.
Si hablás o leés inglés, acá el dr Svoboda, el gran gurú occidental del Ayurveda te lo explica clarito:
¿Y cómo acompaño este florecimiento primaveral sin morir de una congestión? A continuación te acercamos algunos hábitos de otra gurú, Cate Stillman para incorporar por estos días.
Cómo transicionar del invierno profundo a la primavera:
- Modificá tu alimentación: de platos más densos y suculentos a otros más livianos, secos, “calentantes”. De a poco podemos ir incorporando vegetales crudos de nuevo.
- Sumá vegetales y frutas de estación: frutos rojos, espárragos, alcauciles, verduras de hoja, hierbas frescas y lo que veas en la verdulería que empieza a aparecer en abundancia y a precio accesible.
- Limitate a 3 o 4 comidas diarias: con horario fijo y sin picoteo.
- Movete más: recuperá el hábito de las caminatas vigorosas, la bicicleta, una práctica de yoga más intensa. Si hay perro que pasear, bonita excusa.
- Salí de casa: aunque estés con resfrío, pereza o trabajo de monitor por hacer.
- Ventilá los pies: movilizalos, ponelos en contacto en la tierra. Un buen momento para retomar la práctica de grounding.
- Aprovechá el horario Vata de la mañana (antes de las 6am) para meditar, escribir, leer, bañarte y hacer tus rutinas matinales.
- Concentrá tu rutina física en el horario Kapha, de 6 a 10am.
- Mantené tus rutinas a rajatabla. La prolijidad y el orden con uno mismo resstructura el funcionamiento del cuerpo y las ideas.
- Incorporá rutinas de limpieza del cuerpo: limpiá las toxinas acumuladas en la lengua por la la mañana con una cuchara.
Y cerrando esta serie de lineamientos holísticos, no quiero dejar de lado, no pienso dejar de lado, la idea de que así como hablamos de lo denso, también pensemos que con esta estación lo pesado se mueve, fluye, se retira lentamente, dando paso a la liviandad, el flirteo, el cotilleo, la diversión y el juego de tener los pies en el pasto, reencontrarnos lentamente con la musculosa, el vestidito de verano, los cóctels de fin de tarde y… oh, si, oh! También las ganas de chapar fuerte.
Una escena de Blossom, la serie que marcó la adolescencia de aquellas que la cursamos en los 90´s. ¡Ooops! Se me terminó de caer el DNI acá.
Fuentes:
–Yoga for sports, B.K.S. Iyengar
–Kate Stillman
–Robert Svoboda