Confío en que todo estará bien al final. En parte porque lo sé y lo siento dentro mío, pero también porque es mucho más divertido vivir con confianza y seguridad que vivir a la defensiva.
Suzi Barrett, Affirmators!
Estar a la defensiva es una actitud —por lo general exagerada— que se activa cuando creemos estar ante un peligro o ataque: nuestro cuerpo se pone en alerta, tenso y rígido. Usamos la ironía y el reproche para atacar, nos justificamos para defendernos.
Habitualmente caemos en esta actitud al discutir temas muy específicos que son sensibles para nosotrxs, aunque a veces sostenemos esta respuesta como una actitud general ante la vida.
Si tenemos claridad sobre nuestros propósitos y nuestros valores, las críticas son probablemente recibidas no como un ataque, sino simplemente como una opinión distinta que llega para ayudarnos a crecer. Cuando tenemos confianza en que hay una energía superior bondadosa que nos protege, que todo lo que sucede “conviene” y que hay un arcoíris al final de todas las tormentas (por más peludas que se pongan), podemos descansar de esa armadura pinchuda que nos deja bien lejos del afecto de todos.
Cactus inseguro:
nada lo toca.
Confiado oso de peluche:
todos quieren abrazarlo.
¿Cuál te identifica más?