¿Hace falta una manifestación para desencadenar una revolución? ¿Deja de ser revolucionario si ocurre internamente? ¿Puede un gran cambio desencadenarse en las condiciones más humildes?
A veces las revoluciones suceden desde uno, para uno, dentro de uno y sin embargo, son tan honestas que provocan un efecto dominó que transforma no sólo nuestras vidas, obliga a nuestro entorno a reacomodarse.
La jugadora olímpica que se retira del torneo porque prioriza su salud mental invitando a otros atletas a repensar el nivel de exigencia de su propia vara de rendimiento. El alumno de 4to grado que decide que mejor todavía no jura a la bandera, que necesita más tiempo para pensar si está a la altura del compromiso, dejando perplejo a todo el plantel escolar. El hijo de la familia clánica que decide romper el patrón y se va a vivir afuera.
Mai Zanotti nos invita a esta semana a despertar esas revoluciones que ocurren en pantuflas, en la intimidad del hogar y que despiertan esas revelaciones que preceden los grandes cambios.
Texto e lustración por Mai Zanotti
Lo que queda del invierno:
Pequeña revolución en primera persona
Cierto lunes me encontré dando vueltas y negándome a prender la pantalla. Por alguna razón mi cuerpo estaba en plena rebelión. Mi mente sabía que debía de responder con una agenda y aun así no quería dar los pasos hacia el estudio, ni siquiera abrir la puerta.
Me senté en el escritorio y miré la mesa, me di cuenta qué, la rebelión comenzó ahí, con la agenda.
Preguntas que abren puertas:
Por primera vez en casi 10 años volví al papel, a pesar de tener mi calendario online. La agenda 2021 Vuelta al sol, diseñá tu vida, se convirtió en un mantra que sin ningún esfuerzo se realizaba cada mañana. E incluso chequeaba en otras horas del día. Sin ser del todo consciente le construí un altar, tiene el mejor lugar en mi escritorio, donde el sol lo llena de hermosas formas entre las 10 y las 13hs del día. La agenda irradia algo en mi vida cotidiana.
Anoto ideas por ahí pero sigo rumiando la sensación de estar al límite con algo dentro de mí y sin querer mis pies nuevamente me llevan al jardín. Y ahí me despierto, vuelvo en mí, sin haber dormido. ¿Qué tipo de cosa me están pasando? ¿Qué hace que mi cuerpo se rebele? Ahí frente al estanque que armé en el jardín las preguntas parecen brotar del fondo, del lodo entre los nenúfares. ¿Qué quiero? ¿Qué siento? ¿Qué hago con eso? ¿Puede una pregunta iniciar una revolución?
Abro los ojos preguntándome qué tipo de revolución puedo armar siendo tan pequeña. Siento adrenalina. Me decido a empezar con lo más cercano que no es el afuera ni el entorno. Y como si fuera una lista escrita en el aire anoto.
Instrucciones para armar una revolución:
- Cerrar los ojos y respirar
- Escuchar mis pensamientos, principalmente esos que me dan sensaciones extrañas.
- Hacerme preguntas
- Buscar herramientas, libros, charlas, hablar con amigos.
- Armar una estrategia de difusión de mi causa
- Seguir un plan
- Actuar
- Contagiar
Levanté la vista hacia mi biblioteca, el ojo buscando respuestas se detiene: Loa a la tierra, un viaje al jardín es la respuesta. Devoro cada letra, saboreo cada pensamiento hecho frase. Byung-Chul Han dice que no existe la evolución biológica y que todo se debe a la revolución divina. Tal como él menciona, asiento he tenido esa experiencia. Salgo al jardín, agradezco y regreso.
Ideas recurrentes:
Me siento a trabajar y no dejo de pensar en la tierra. Por primera vez me preguntó, cómo la cuido desde el diseño, mi profesión. Y esa pregunta no desapareció de mi mente en todo el día. Si las preguntas fueran pájaros estarían todos cantando cerca de mi cabeza.
La playlist de música que sonaba desde temprano mientras trabajaba, de golpe me habla:
“Yo soy, yo soy, yo soy
Soy agua, playa, cielo, casa blanca
Soy Mar Atlántico, viento y América
Soy un montón de cosas santas
Mezclada con cosas humanas
¿Cómo te explico? Cosas mundanas…”
Hay que sacarlo todo afuera como la primavera…
Como diseñadora mis ideas siempre salen a la luz con bocetos, hoy he garabateado flores hermosas durante todo el día, en papeles pequeños, usados, entre medio de anotaciones. En el mientras tanto de mis actividades digitales, mientras descargaba archivos, subía de entregas, esperaba que otros se sumarán a la videollamada. Brotaban flores, flores y más flores de mi cabeza. Principalmente rosas. Lo que necesitaba me lo estaban dando mis propias manos, un jardín sobre la mesa.
“Painting is self-discovery. Every good artist paints whats he is”
Jackson Pollock
Planificar pequeños pasos:
¿Cuántas revoluciones existen? Mi mente primero piensa en las revoluciones políticas, en las sociales que no se dan de manera pacifista, y luego de enumerarlas pienso otras más aparentemente calmas que podrían empezar este mes desde dentro de cada una de nosotras, de nuestro cuerpo, mente, de ideas preinstaladas, de arte, del color, del jardín, de los sentidos, emocional, creativa, ecológica. Revolucionarse es darse permiso para salir de esa zona insoportablemente llamada “de confort”.
Llegó septiembre con ese espíritu de inicio en año viejo, pues primavera. ¡Y encima qué primavera mamita! la primera que nos saca del modo pausa 2020.
Quiero salir y revolucionar todo. Salir de un lugar (físico, mental, emocional).
Descubrí que mi revolución me acerca a poder crear en una relación más estrecha y amorosa con la tierra, me pone feliz.
“Redescubrir la tierra y su poética, devolverle la dignidad de lo misterioso, de lo bello y de sublime.”
Byung-Chul Han
Tacho pendientes en mi agenda y me reservo el tiempo para ponerme a pensar cómo puedo colaborar y cuidar el planeta. Cómo bajar la huella de carbono de las gráficas impresas y digitales. Cómo puedo contribuir con mi arte.
Camino hacia el jardín, me miro en el espejo del pasillo, le sonrio al reflejo y pienso que esta pequeña revolución que tal vez los otros no vean ya empezó. Respiro profundo y se los cuento a ustedes, a mis amigas y amigos, a mi familia porque me entusiasma mientras vuelvo a escuchar a La Charo cantando: Hay que sacarlo todo afuera como la primavera…
¿Vos, te animas a revolucionar algo en tu vida? Contame, seguro que somos más de las que creemos.
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fuentes:
Loa a la tierra Un viaje al jardín, Byung-Chul Han
Tema de La Charo al que hago referencia: https://open.spotify.com/track/2W0VLIlhfhBAM4MEVunwPB?si=8257b2a1d7a94488
Sobre el juego de palabras
9 comentarios
Muy bueno!!! A revolucionarse!!! A acompañar las revoluciones primaverales ajenas también! Gracias por expresar lo que vive!.
Me encantó!! Es algo nuevo en q pensar esperando el sol!!❤️
Hermoso texto! Me llegó en un momento en el cual también siento esa revolución en mi interior.. las cosas se fueron dando para que ahora en la primavera todo florezca. Que así sea, sigamos floreciendo! :)
Atenti que se puede empezar una revolución en cualquier momento del año, aunque la estación donde todo florece invita al despliegue.
Gracias!
Me reconozco en cada una de tus palabras, esa revolución la siento cada día y no siempre la dejo fluir… y ahí es donde mi mente se vuelve caótica…. también al leer ese libro sentí ese llamado de la naturaleza (y eso que soy paisajista) del más allá, me pedía aún más conexión… en estos tiempos de tanta incertidumbre, el alma pide revolución a diario… y es ahí en la naturaleza, tocando la tierra con las manos, con los pies, que siento un poco mas de paz y la calma llega. Es por acá me susurra el alma…
ya habilitarse más contacto con la naturaleza a diario es un acto revolucionario. Rozar las hojas de las plantas con las que trabajás con verdadera conciencia es un montón.
Que bello Mariana me encantó!
Ahora voy a buscar “mi propia revolucion”
cuando la encuentres contanos!!
Hola!
Gracias a todxs lxs que leyeron, lxs que comparten. Que emoción saber que mis palabras llegan y que cada vez seamos más lxs que deseemos revolucionar todo.
Un abrazo virtual a cada unx.
Mai
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