Hygge y apps, no se llevan bien. Las pantallas nos roban esos momentos íntimos de compartir y disfrutar el presente con otros. Hacé un detox digital inspirado en esta charla TED.
Las apps actuales no tienen stopping cues* y nos podemos pasar 2 hs-tranqui mirándolas sin darnos cuenta. Me pasa a mí, te pasa a vos, nos pasa a todos (todos los que tenemos el privilegio de tener apps, por supuesto). A menos que seas madre o padre, en tal caso tu mini-me es tu stopping cue, capaz de arrebatarte el dispositivo, vomitarle encima o eyectarlo de tus manos con un diestro movimiento de kung-fu. Sobre eso podríamos escribir otro capítulo entero. Pero volvamos al punto.
Durante el encierro reemplazamos el “FOMO” o miedo a quedarnos afuera de esa salida y perdernos cosas (razón por la que fuiste a tantos eventos sociales de los que volviste diciendo ‘meh’), por un FOMO de redes y “noticias del día” (léase, el famoso recuento o estado actual de “la curva”… el verdadero personaje del año). Quizás no te ataca todos los días porque ya venís entrenando tu foco (o porque tu mini personal trainer te tiene al trote), pero seguro hay algún momento del día en el que relegás descanso y meditación por mindless scrolling**.
El antídoto al FOMO, es el JOMO: Joy of Missing Out, o “alegría de quedarte afuera”. Porque quedarte afuera de algo que no es tuyo, es poner primero lo que tenés adentro. ¿Qué es el JOMO? Por ejemplo, en vez de tener “miedo” de perdernos un recital, sentir que no podemos perdernos escuchar nuestra voz interior. En vez de sentir que no tenemos el último par de pantalones que marca la temporada (en esta serían unos leggins o una joguineta), no querer quedarnos sin el tiempo para disfrutar a fondo nuestro hobbie… o descubrirlo si aún no encontramos uno que nos enamore. En vez de querer consumir lo que sea necesario para participar del trending topic en twitter, tu deseo se inclina aprender a cocinar para consumir alimentos que te nutran de verdad.
¡Feliz JOMO!