Esta semana invitamos a una integrante de la tribu a desarrollar su visión personal del tema del mes. ¿Cómo se ve a la audacia? ¿En qué momentos te sentiste audaz? Un tema de Babasónicos, una infografía y una serie de ejercicios que incluyen la mirada del pasado y la visión del futuro.
Ilustra Mar Castelli
Escribe Tiny Rodríguez
“Soy tan audaz
Como se puede ser.
Me revuelco entre la muchedumbre
Y lo rozo todo.
Hazme el amor hasta el amanecer y después bye, bye…”
Recomiendo que leas el texto escuchando “Bye Bye”, gran tema del último disco “Trinchera” de los siempre tan audaces Babasonicos. Ponele play acá.
¿Qué es ser audaz?
Audaz es aquel capaz de emprender acciones poco comunes sin temer a las dificultades o a los riesgos que implican. Vemos en el audaz cuestiones fuera de lo común y con mucho, pero mucho, atrevimiento. A veces nos lo confundimos cuando nos referimos a algunas personas como osadas, atrevidas, determinadas, valientes. Definitivamente, creo que son aquellos que rompieron (sin muchas vueltas) los moldes preestablecidos por la sociedad, familia, país, institución, etc…
Sin embargo, me pregunto ¿en qué momentos me topé frente a frente con la audacia? Creo haberla visto en algunas personalidades de amigos, en libros de bibliotecas ajenas, en historias de conocidos o famosos que me llamaron la atención y hasta me dieron ganas de copiarlos. También me la crucé en algunas actitudes de la vida cotidiana, en una cama y en la bitácora en la que escribo todos los días. En profesiones, en algunos destinos de viajes, en una noche en la que me encargué de arruinarlo todo y hasta en nuevas formas de trabajo.
Por sobre todas las cosas, creo que la mayoría pudo verla en momentos de la vida en donde fuimos demasiado -o demasiado poco- audaces. Momentos en los que dimos media vuelta y dijimos hacia adentro: “Ah, tranqui… ¿la que acaba de hacer eso soy yo?”.
¿Cómo nos imaginamos a la audacia?
Y después de pensar las veces que me crucé con la audacia me fui a la calle… digo a Twitter para ver qué andan diciendo sobre la audacia:
¿Cómo ser audaz? Guía práctica para ser un poco más audaces:
Como vimos, varias definiciones de audacia coinciden en que se trata de animarse a hacer cosas, cometer errores, cumplir objetivos, romper los límites. Sobre estos, vale la pena una aclaración: los límites no son sólo aquellos que vienen de afuera. Sino que son los propios, los autoimpuestos, aquellos que suelen ser los más irracionales y difíciles de traspasar, de borrar, de dejar de prestarles atención. Si crees que esto es algo que te está pasando, te proponemos dos ejercicios para ser audaz desde distintas miradas:
1. Mirada retrospectiva:
Aquella que mira para atrás en el tiempo, la que recuerda y apela a la memoria sobre lo que uno hizo o dejó de hacer.
Nota: ¡Ojo! Suele ser una mirada que critica duramente.
Ejercicio: Armar una lista de hitos, de grandes momentos vividos, de situaciones en las que la rompiste y te sentiste muy bien. Una vez identificados, proponete repetirlos y/o superarlos.
Por ejemplo, me sorprendí al verme disfrutar de alguna noche de vacaciones sola, aunque el viaje haya sido en grupo. Con miedo, pero segura de que alguna lección dejaría, me propuse viajar sola a alguna ciudad al menos una vez al año. Lo mismo pasó con la bici: solía hacer distancias cortas, por el microcentro, del trabajo a la facultad una y otra vez. Hasta que un día la distancia fue mayor: con el río como objetivo y esquivando miedos, la recompensa de llegar y superar un buen número de kilómetros fue increíble. Otro ejemplo es cuando la meditación y el yoga pasaron de ser una clase por semana en el gimnasio a algo de todos los días, al menos durante un pequeño rato…
2. Mirada prospectiva:
Nos propone mirar para adelante y plantearnos distintos posibles escenarios con sus pros y -casi todos- los contras.
Ejercicio: Hacer una lista de aquellas actividades que te gustaría hacer y aún no te animás por bloqueos, miedos o porque las voces de los demás y las propias te llevan a mantenerte seguro en el mismo lugar.
Por ejemplo, hubo un momento en el que imaginarme volviendo a la universidad a los treintis, junto a compañeros de 18-19 años, me parecía algo muy fuera de lugar para mí. Siempre me quedaba con ganas, me lo imaginaba y la idea merodeaba por mi mente una y otra vez. Incluso, rodeaba el deseo mirando películas o leyendo libros sobre el tema. El gran hito de iniciar la carrera lo veía lejano y las voces de mi alrededor no hacían más que confirmarme el temor. Silenciar esas voces y ser audaz sin importar el resultado, me trajo alivio a la mente durante todas las noches que vinieron por delante.
Y Ustedes: ¿cómo se imaginan este challenge? Agarren un cuaderno, elijan un momento de quietud, un blend de té favorito y escriban. Todo gran momento arranca con una idea…
Escribe Tiny Rodrígue
Este mes, premiamos a las audaces happimessies que se animan a compartir su creatividad con un premio de Happimess, Nescafé y Chocolates Nestlé. ¡Felicitaciones Tiny y Mar! ¿Quiénes serán las próximas en animarse?
2 comentarios
Hacia cinco meses que había terminado una relación con un hombre del que estaba absolutamente enamorada. Yo hice una escena horrible de celos y el se enojó con toda la razón y me dejó de hablar. Y yo le dejé de hablar. Fue una discusión por teléfono. Muy fea. Y nunca más nos volvimos a contactar. Pero de esos cinco meses no hubo ni un solo día que no piense en el y que espere su mensaje. Pero eso no paso. Y un día me dije porque no me acerco yo a él? Porque no? Porque no decirle que lo siento que soy consciente de lo que estuvo mal y de todo lo que siento por El. Sólo que lo sepa. Porque en estos meses cada uno estuvo sacando conclusiónes sin saber con certeza que nos pasaba. Como tenía mucho miedo al rechazo si le escribia un WhatsApp y no me contestaba lo hice mediante un correo electrónico. Le escribí lo que sentía. Y se lo envié. Nunca había hecho eso. Si me peleaba con alguien siempre esperaba a que el hombre se acerque y si no lo hacía se esfumaba la relación. Pero esta vez yo no quería perder la oportunidad de volver a intentarlo con el. Porque sentía mucho amor. Tenía mucho miedo y angustia. Pero pude en ese correo dejar en claro mis sentimientos. Y ser transparente. Lo hice con miedo pero lo hice. Y no podía creer que me hubiese animado. Porque suelo ser una mujer muy insegura. Pero lo hice igual. A los dos días me escribió un WhatsApp. Había leído el correo y eso ameritaba una conversación en persona. Porque nos la merecíamos. Porque el tampoco había podido olvidarme. Me sentí bien por animarme ..valió la pena…estuve muchos meses estancada por no dar un paso que me daba mucho miedo. Me sentí audaz por hacerlo. Y asumir que quizas podía no salir bien. Pero valía la pena intentarlo.
Wooooow increíble historia Naty, gracias por compartirla! Creo que tenés la estructura básica de una novela de amor basada en hechos reales. Ya me la imagino en cines. Y queremos saber cómo sigue!!!
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