Si esperabas encontrar un reportaje a un enólogo o a una sommelier, con los 5 tips infalibles para seleccionar una botella de vino digna del dios Baco, superá el próximo párrafo y seguí leyendo porque te vas a sorprender.
Para empezar es preciso que evoques esta situación: a todes nos ha pasado, al ver a un amigue muy profundamente in love con alguien que jamás entraría en nuestro radar, preguntarnos: “¿Qué le ve?”. Una persona, un momento, un lugar, un objeto o cualquier cosa que deambule desapercibida en nuestro ancho mundo puede ser percibida por alguien más como algo único y excepcional.
La pregunta es: ¿qué es lo que hace que percibamos algo como especial? Eso nos puede ayudar a entender cómo elegir algo (como una botella de vino) que queremos disfrutar de manera especial. Bien, para Paul Bloom, profesor de psicología y ciencia cognitiva en la Universidad de Yale, el secreto está en qué tanto estamos o no informades sobre el origen de eso especial. Boom! Con este datazo seguramente te empezará a hacer sentido mucho del marketing de los últimos tiempos.
¿Compraste un vino oneroso últimamente? Si la respuesta es afirmativa, ¿en qué elemento basaste tu decisión? Quizás fue una recomendación (de un amigui o de una experta sommelier). Pero incluso en ese caso… ¿de qué manera te lo recomendaron? Lo que nos explica Paul Bloom, es que el vino sabe mejor si imaginamos el dorado sol mendocino acariciando las vides orgánicas, la mano cuidadosa de un cultivador experto retirando las uvas de la vid y todo el resto del proceso como una historia muy especial que culmina en tu copa. A priori, ¿estarías de acuerdo en que quizás la sensación de placer no sería tan evidente si te sirven el mismo vino sin ningún preámbulo directo de un tetrapack?
El placer no es un sentimiento objetivamente sensorial… está intervenido por la historia que nos contamos antes, durante y después de la experiencia.
parafraseando a Paul bloom
El placer que podemos disfrutar a partir de algo especial va más allá del valor monetario. Puede ser muy costoso, pero sin la historia de por qué lo es, pensaríamos que no vale la pena invertirle ni un peso de nuestro bolsillo.
El valor de una buena historia
Esta afirmación no se basa únicamente en una corazonada o en el sentido común, se comprobó mediante experimentos científicos que, con una historia detrás, el vino efectivamente sabe mejor: las personas que conocían la historia y la procedencia de ese vino, registraron una intensa actividad en las zonas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa.
Así, volviendo al comienzo, lo más probable es que tu amigui enamorade tenga construida una narrativa acerca de esa persona que le lleve a mirarla con otros ojos.
La belleza, el placer y la magia del mundo no son hechos externos que percibís pasivamente con los sentidos, sino una experiencia subjetiva. La construís activamente en tu mente, por lo tanto, lo que definimos comúnmente como “detectar” la belleza o “experimentar” placer son en verdad ¡actos creativos!
vik arrieta
Volviendo al vino: podemos coincidir por mera experiencia que lo que es un vino fantástico para une, puede ser blah para otre. Por un lado los vinos tienen propiedades organolépticas que se manifiestan en forma diferente de acuerdo al momento y cómo se consumen: temperatura y humedad ambiente, el tiempo de guarda o el que lleva abierta la botella, con qué otros sabores lo estás acompañando, etc. Por otra parte y como ya vimos, la percepción está sujeta a lo que nuestro cerebro sabe y anticipa. Por eso, cuando una o un sommelier te recomienda diferentes etiquetas es probable que te cuente detalles importantes y también detalles “coloridos” de esos vinos. Es a través de esos “cuentos” que tu curiosidad se despierta, son esas historias las que te provocan afinidad según tus creencias y es en definitiva lo que vas a “comprar” a la hora de pagar por tu botella. Porque, sea wow o blah, lo cierto es que una vez que compraste una botella de vino la parte más importante de la vida de esa botella y tu relación con ella ya está en gran medida definida.
Cómo elegir la mejor botella de vino
Entonces, con todo lo que aprendimos, podemos intuir que para elegir “la mejor botella” en verdad lo más importante es escuchar con atención sus historias. El lugar ideal para hacerlo es una vinoteca, una bodega, o un restaurante donde una enóloga o enólogo, o una o un sommelier, puedan ayudarte a navegar “la biblioteca”. Si son buenos cuenta cuentos, tanto más placentero será.
La mejor ocasión para elegir es sin duda una degustación guiada, en la que puedas asociar las propiedades organolépticas que perciben tus sentidos con la historia que el o la sommelier relata. En general cuando una historia nos provoca emocionalmente en forma positiva, los sentidos agudizan su capacidad de registro. (Cortesía de tus hormonas de la felicidad, dopamina a la cabeza).
El mejor momento para encarar la tarea es quizás cuando tenés un evento social próximo en el que querés compartir una botella especial y la historia de esa bodega o ese vino frente a una audiencia atenta. Compartir historias es siempre un plus.
Por último, el mejor momento para que esa botella sea la mejor de tu vida, ¡lo decidís vos! La botella por sí sola no va a lograr semejante hazaña, la botella te necesita. Recordá que experimentar sensaciones placenteras extraordinarias está siempre supeditado a tu disponibilidad emocional y creativa.
En conclusión: antes de invertir en una botella de Supermercado de barrio, frená y googleá cuál es la vinoteca más conveniente a tu hogar. Existen también vinerías digitales (como los chicos de Vin Ami, que además editan la revista Copachada), que hacen muy buenas recomendaciones (a tono con lo que planteamos en este artículo), descubrimiento que le debo a mi amiga Loli, connoisseur de todos los rinconcitos donde una debe hacer check in en Buenos Aires (y participante regular de nuestro Club de los Lunes a la Mañana en Clubhouse).
En las vinerías, como en las librerías, hay diversos rangos de precios disponibles pero en cualquier estante hay buenas historias. Lo más importante es tener tiempo y ganas para escucharlas, algunas preguntas para abrir la conversación (como por ejemplo: ¿de qué región son estas botellas?, ¿tenés algún pinot noir patagónico?, escuché hablar del garnacha, ¿me contás de dónde viene?) bajo el brazo para despabilar al sommelier de turno (si no hay sommelier de turno, media vuelta y a buscar otra locación) ¡y un cuaderno o libreta para anotarlas! Porque es muy probable que encuentres más historias y botellas seductoras que el presupuesto disponible. Pero siempre se puede volver por un “refill”. De historias, claro.
Si no tenés una cómoda libretita de bolsillo, te dejo acá una selección:
…y ¡salud! A beber, siempre con criterio y moderación.
Fuentes
Mirá ahora la genial y divertida charla TED de Paul Bloom y descubrí por vos misme cuál es el origen de tu placer:
2 comentarios
Oh, el gustito del vino entonces también es una construcción social, jajaja. ¡Me encantó el artículo! Voy a buscar una linda vinería y disfrutarla como a una librería :)
La idea de vinería = librería me parece hermosa jaja! Y el mix de vinería/librería también. Existen, por supuesto.
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