Celebrar: Feliz Cumpleaños… ¡a mí! Rituales para hacer en tu día

Amo cumplir años. Por el momento, no me presenta ningún inconveniente aumentar en un número esa temida cifra, la edad. Supongo que el miedo vendrá a patearme las puertas tarde o temprano, pero que conste que no se la voy a hacer fácil: no voy a cederle la chance de una buena fiesta a mi nombre.

Las expectativas

Durante años y años deseé secretamente un único regalo: una fiesta de cumpleaños sorpresa. ¿Y saben qué? Nunca sucedió. Confieso que me decepcionaba cada vez que llegábamos a la fecha y nadie quería convencerme de que me presente a tal hora en un lugar ridículo, o de distraerme para que llegue un poco más tarde a casa…

Alguna vez de verdad me creí que me estaban tratando de engañar con ese fin. Preparé un discurso en mi mente todo el día, convencida de que iba a suceder. Y cuando finalmente descubrí que no, tuve que fingir mi tristeza, puesto que mi devastación hubiese parecido rídicula e inexplicable.

Tener expectativas sobre cómo los demás van a reaccionar el día de tu cumpleaños es una muy mala idea. En algún momento entendí que estaba cediendo todo el poder de celebrar en manos de personas que si bien me apreciaban (me amaban incluso), no tenían por qué cargar con la tarea de regalarme cumplir “un sueño”. Uno que, encima, yo ni siquiera les había contado que deseaba.

En ese punto concluí que cumplir años es una oportunidad, no para que los demás te demuestren cuánto te quieren, sino para llenarte de demostraciones de amor propio. Porque si hay alguien que tiene que celebrar un año más de tu vida en la tierra, esa persona sos vos.

La energía

Al igual que cuando salís fresquito a la pista, los primeros días de tu nuevo año están llenos de energía. Vas a notar que bailás sin esfuerzo, con una sonrisa más grande. Eso es porque con los cumpleaños hay una energía que se renueva (pensá ese día como una estación de servicio donde te cargás de la energía más primal, la solar). Quizás no lo sientas físicamente —sobretodo si transnochaste fuerte la noche anterior *inserte guiño— pero es cósmico y está ahí.

Para aprovechar ese boost, te sugiero este ritual que me enseñó mi hermana Flor:

Ritual de cumpleaños
2 hojas
1 lápiz o birome/pluma
1 caja de fósforos
1 vela nueva
1 olla o un contenedor de metal o piedra anti-inflamable

Pasos
1. En una hoja en blanco escribir todo lo que querés “soltar”, tirar a la basura o dejar atrás con el ciclo que termina. No tienen que ser oraciones largas, ni tenés que ofrecer una explicación de por qué querés dejar algo atrás a ese pedazo de papel. El papel no te está juzgando. Escribí palabras sueltas, dibujá. Lo único importante es concentrarte en admitir con sinceridad lo que ya no va. Si sale algo que te sorprende, anotalo también. Confía en tu sabiduría interior.

2. Sin releer, prendé un fósforo, tirá el papel en la olla y que arda. Miralo hasta que se consuma por completo, tirale un besito y decile bye bye. Si tenías algo en esa lista que tengas que eliminar realmente en tu vida y necesite tu acción concreta, lo vas a transformar en esa acción en positivo en el próximo paso.

3. En la otra hoja en blanco (o en el vision board de tu Agenda Happimess, si aún no lo habías completado) escribí tus intenciones, lo que querés ser y hacer. Y no digo “lo que querés que te suceda”, porque a lo externo no es posible dirigirlo de esa forma. Pero podés tener intenciones “de ser y hacer” y ¡agarrate en el rollercoaster! Porque no lo dudo, te van a suceder muchas cosas.

4. Prendé tu vela nueva. Idealmente es una vela que elegiste para vos como un auto-regalo. Tiene que ser una vela que te guste mucho, que te alegre mirarla. Hacé de comprar esa vela un ritual en sí. Mirala arder un rato largo y apagala cuando lo sientas.

5. Cada vez que enciendas tu vela, volvé a repetir tus intenciones. Podés releerlas del papel o simplemente conectarte con las imágenes que evocan esos deseos en tu mente. No hace falta pases de magia, simplemente regalate unos minutos para conectarte con esa imagen de lo que tu ser quiere ser, e iluminalo con la luz del fuego.

Extra tip: Hacé un “casting” de velas. Eligí una que venga en un recipiente que te guste y te haga feliz verlo incluso cuando no está encendida, que tenga un perfume que resuene con vos. Esta vela encendida en este momento especial se transforma en una suerte de objeto mágico. Así que vale invertir tiempo y dinero en que se vea y sienta como tal.

El checkpoint

Uno de los beneficios de recibir tantos mimos y halagos, es que uno puede ir armando una especie de checklist de agradecimiento interno. No se trata de registrar “que me regalan” para poder “devolver la atención”. Se trata de registrar el impacto que tenemos en este mundo a través de otros ojos. Muchas veces nos cuesta reconocer nuestro mojo, nuestra chispa. Pero cuando quienes nos rodean nos celebran, es probable que elijan hacerlo celebrando precisamente eso que nos hace únicos. Entonces: si te das cuenta que lo que recibís en tu cumpleaños no está a tono con lo que crees que estás poniendo allá afuera en el mundo, hay un cortocircuito para descubrir. ¿Tu mamá te regala algo que es tan “vos hace 3 años”? Señal de que no le estás mostrando tu verdadera chispa a tu mamá. O a tu pareja, a tu jefa o a tu mejor amigo.

Otras veces, las palabras y los regalos de los otros nos empujan a asumir eso que ya estamos brindando, pero sin mucha confianza en nosotros mismos. ¿Te regalan un montón de cosas de cocina porque cada vez que cocinás llenás panzas y corazones por igual porque te encanta, aunque lo hagas tan pocas veces? Señal de que deberías profundizar en ese territorio. Lo importante es aprovechar ese cúmulo de energía que el Universo te entrega en tu día como un gran checkpoint. Porque de eso se trata: con cada cumpleaños hacemos un retorno “solar”, volvemos al punto de partida del sol en el día en que nacimos. Es un ciclo perfectamente natural, una canción que bailamos durante 365 días.

Cómo registrar este momento

1. En tu agenda, cuaderno o diario personal hacé una lista de todas las personas que te contactan ese día (o desde el día anterior y hasta unos días después) para saludarte. Anotá tu vínculo, el horario en el que te llamaron o recibiste el mensaje, si se acercaron con un regalo cuál era, si las viste en persona. 

2. Si vas a festejar tu cumpleaños con una fiesta, anotá también quiénes vinieron ese día.

3. Cuando ya hayan pasado unos días y tu registro está completo, es hora de leer qué es lo que te dice tu lista de tus vínculos. Para hacerlo, dibujá tres círculos concéntricos (o sea, uno dentro del otro) con espacio entre ellos para escribir nombres. En el centro, un corazón (el tuyo). 

4. Ahora empezá a pasar cada nombre de tu lista a este gráfico, teniendo en cuenta que cuanto más haya resonado positivamente el mensaje o regalo que recibiste de esa persona, más cerca de tu corazón escribirás su nombre. El espacio dentro del círculo concéntrico más cerca de tu corazón reservalo para las personas que te hicieron un regalo físico o te fueron a visitar especialmente ese día. El segundo círculo para los que te hayan contactado con un mensaje positivo y el tercero para los que te hayan contactado con un mensaje contradictorio o negativo.

5. Luego, escribí por fuera del círculo más grande a las personas que no estuvieron presentes ese día y extrañaste o te hicieron falta.

Con este gráfico podrás evaluar cómo está tu relación con tu familia, tu tribu de amigos y tu comunidad, registrar a qué vínculos estás dando más lugar en tu vida y cuáles están pidiendo más atención o por el contrario: más espacio o ser “soltados”. Y una vez más, no se trata de sacar cuentas sino de registrar. Muchas veces esos días pasan muy rápido y no logramos procesar la cantidad de mensajes que nos atraviesan, menos aún recordar el origen de la energía que recibimos. Hacer este ejercicio nos ayuda a enfocarnos en las personas. 

Podés anotar también los regalos que te dieron, si alguno te llamó la atención y por qué, si hubo algo que apareció como una novedad para tu vida y quién te lo presentó. Los regalos no solo hablan de cómo te ven, también hablan de las personas que los regalan y sus sueños y deseos.

Por último: no hay una cantidad de gente correcta, en ningún lugar del gráfico. Es simplemente un registro de lo que es, y lo que es no es el resultado de tus acciones únicamente. No tengas expectativas.

Otros rituales para no pasar por alto

Además del ritual de intenciones —que notarán que también practico en año nuevo, ya que es otro checkpoint energético fuerte, como las lunas nuevas—, el ritual de celebrar tampoco tiene que ser pasado por alto. Celebrar es un ritual en sí mismo, con sus prácticas tradicionales antiquísimas: la torta, la velita, la canción, la piñata. No es un desperdicio de recursos y no es una demostración de pedantería pretender que la gente se reúna a tu alrededor a aplaudirte. Es un ritual tribal de agradecimiento colectivo frente a la vida y una excusa bien justificada para transformar lo cotidiano en excepcional. Porque sería difícil celebrar cada día que estamos vivos como realmente se lo merece, pero una vez por año es totalmente posible.

Elegí con quienes querés estar y si no sentís ganas de una fiesta no te obligues. Elegí lo que querés comer, la música que querés escuchar. Que no te apuren. No corras. Vestite para la ocasión, porque VOS sos la ocasión. Estrená algo para recordarte a vos que cada año y cada día es una oportunidad de vivir algo nuevo. Hacete un auto-regalo, aunque solo sea la vela para tu ritual. Hacé un paréntesis y regalate el ritual. Si se termina el día y no podés hacer el ritual, hacelo al día siguiente. No te castigues. Pero no te abandones. Bailá. Reíte. Gozá. Es tu cumpleaños. ¡Feliz feliz cumpleaños!

No te guardes para una mejor ocasión.

vik arrieta

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