¿Ser optimista es cosa de locos en este año y “era” (recientemente actualizada a “de Acuario”)? Pues parece que en todo caso es de locxs felices e inteligentes.
Estuve investigando lo que varios especialistas en psicología positiva dicen al respecto. Por ejemplo, Shawn Achor se dedica a esto en su empresa Goodthink Inc. y comprobó cómo un cerebro optimista funciona mucho mejor que cuando es negativo, neutral o está estresado. ¿Por qué? La dopamina, que irriga el sistema cuando somos positivos, tiene dos funciones. No solo te hace sentir más feliz, sino que también activa los centros de aprendizaje permitiéndote adaptarte al mundo de manera diferente.
“Creemos que tenemos que trabajar para ser felices, pero ¿no podría ser a la inversa?” Esta es la pregunta que se hizo Shawn, desencadenando una interesantísima exploración sobre la productividad y una verdadera revolución en materia de felicidad. Descubrió, entre otras cosas, que la satisfacción de lograr una meta se ve opacada por la superposición de otra aún más ambiciosa. ¿Tenés la imagen del caballo que avanza detrás de una manzana que cuelga de una caña de pescar? Funciona de la misma manera: alcanzás buenas calificaciones, ahora necesitás mejorarlas; obtuviste buenas ventas en tus negocios, ahora necesitás vender más… ¿y la felicidad por el trabajo bien logrado? ¡Nunca llega! En palabras de Shawn, “hemos colocado la felicidad por encima del horizonte cognitivo”. Los estudios realizados por la psicología positiva demuestran que revertir este proceso nos asegura mayor productividad con altas dosis de satisfacción garantizada.
Pero, ¿cómo? Ay 2020, haz sido un desafío para la sonrisa y tu amigo 2021 no viene mucho más simpático.
Es difícil sentirse positivx cuando estamos todo el tiempo en contacto con las noticias negativas que abundan en los diarios, en Twitter, en la televisión, la radio etc. Estas influencias nos hacen creer que el mundo es únicamente terrible. Pero como dice el pensador contemporáneo Rubén Blades, “todo es según el color del cristal con que se mira”, y si cambiamos ese cristal, podremos acercarnos a los sentimientos de gratitud que nos darán la actitud y las aptitudes necesarias para alinear el mundo a esa visión más feliz que anhelamos.
¿Cómo entrenamos el cerebro para ser más optimista?
De la misma manera que entrenamos cualquier otra parte de nuestro cuerpo: con ejercicios. Uno muy sencillo es el diario de gratitud. De esta manera, programamos el cerebro en destacar los aspectos positivos antes que los negativos, resultando en más y mejores resultados. Si escribís en un mismo cuaderno especialmente destinado para eso, todos los días, tenés mejores chances de consolidar la práctica como una parte de tu rutina.
También podés sumar a tu diario “lo mejor del día de hoy” y un objetivo feliz para el día de mañana.
No creas todo lo que tu mente te dice
“Es un hecho poco conocido que no siempre tenemos que creer lo que nuestras mentes nos dicen”, explica Bobbi Emel, una psicoterapeuta californiana, autora del blog The Bounce. “Nos fusionamos con nuestros propios mecanismos internos al grado que ellos informan cómo nos sentimos y actuamos”.
Cuando percibas cierta disonancia entre cómo te gustaría sentirte o qué imagen personal estás proyectando, y lo que tu cerebro te trae como información del momento presente, detenete a observar tus pensamientos negativos. En una práctica meditativa de mindfulness o en tiempo presente, solo prestá atención a lo que tus pensamientos dicen y desapegate de ellos. Construí distancia diciendo “veo que estoy teniendo este pensamiento o sentimiento”. Dejá que esa distancia te informe, te brinde aire si te sentías ansiosx o tiempo para no precipitarte en una reacción. Reconocé la emoción, esto no se trata de construirle un dique o enjaularla, sino de percibir el rol del ego en la clasificación interna que hacemos de lo que sentimos. Sentir tristeza o enojo es algo que nos sucede a menudo pero esas emociones no tienen porque ser catalogadas como “negativas”. Son lo que son y traen a nuestra vida reconocimientos necesarios. Estar tranquilx en la tristeza en vez de intentar ocultarla o reprimirla nos ayuda a mantenernos más cerca de una actitud optimista, nos habilita a compartir nuestra emoción sin sentir vergüenza y sin posponernos. Darle lugar a la tristeza o el enojo nos habilita a atravesar el proceso con atención plena y construir resiliencia. Además, compartir, sana.
Dejá ir el miedo
La mayor parte del tiempo, la negatividad se basa en el futuro. ¿Qué pasa si esto ocurre o no ocurre?
Brendan Burchard dice que lxs líderes de alto rendimiento saben anticipar el drama y que aprenden a demorar su respuesta emocional. ¿Cómo? Hacen los escenarios en su cerebro y se preparan para lo que naturalmente puede no funcionar o salir mal, incluidas las reacciones de las personas involucradas. Pero no se quedan enganchadxs en esa escena, simplemente catalogan posibilidades para no verse absolutamente sorprendidxs luego.
Terri Cole, psicoterapeuta y life coach de celebrities neoyorkina, tiene una técnica: identificar el pensamiento de temor tan pronto como lo tengas y sugiere una práctica meditativa express para ponerle freno, que consiste en cerrar los ojos e intentar ubicar en qué lugar físico de tu cuerpo se siente ese miedo y cómo. Luego, en un ejercicio de visualización, concentrarte en llevar la respiración hacia ese lugar y aflojarlo, relajarlo. El objetivo es ganar tiempo y no reaccionar. Claramente, el optimismo no es amigo de nuestro cerebro reptiliano, que gusta de estar preparado para cualquier catástrofe (real o imaginaria) y actuar en forma intempestiva.
Encontrá un talismán que cambie tu estado de ánimo
A veces la vida nos presenta desafíos ineludibles: una pérdida o “eso que no queríamos escuchar”, que nos tiran la positividad por la borda. En estos momentos, Terri Cole recomienda tener a mano algunos elementos a los cuales conectarnos para recargar baterías: puede ser tan simple como una foto de un ser amado, de una experiencia feliz o de un lugar hermoso para que, cuando la veas, revivas las emociones positivas vinculadas a ese recuerdo y puedas poner en perspectiva tu emoción actual. No sirve para tapar lo que tenemos que atravesar, sino para apoyarnos en el proceso. Baterías para resiliencia, una vez más.
Bonus: rodeate de gente optimista
Los anglosajones tienen dos palabras que me encantan para identificar a la gente que no te suma: naysayers & partypoopers. Los naysayers son lxs detractores de ideas, lxs que se victimizan y buscan la forma de cortar cualquier flow que los incomode reclamándoles apenas el más ínfimo salto de fe. Las condiciones están siempre en contra para ellxs.
Los partypoopers son literalmente les cagafiestas. Cuando ven que la diversión o la esperanza suben demasiado alto tratan de “bajarte a tierra”. ¿Cómo? Con miedo. Es fácil reconocer a ambos tipos: nunca tienen una idea original, su actitud es conservadora y no disfrutan mucho de experimentar o aprender cosas nuevas. En general, le esquivan al trabajo (sea el que sea) porque es más seguro quedarse quietos que arriesgarse a hacer algo “mal”.
La gente optimista, por el contrario, es naturalmente creativa, curiosa y mantiene una actitud abiertamente activa. Su alegría se retroalimenta de esa mirada del hacer en tiempo presente, donde las expectativas en relación a resultados orientan la acción pero nunca la frenan. ¿Por qué? Porque si sale mal, un optimista sabe que igualmente gana en aprendizaje y la experiencia le aporta más herramientas de cara a una nueva apuesta o desafío. Además, el miedo a cagarla siempre es menor al miedo a perderse la posibilidad de lograrlo y dar un salto cuántico en la dirección que quieren ir.
Hacé un inventario mental, ¿podés reconocer estas dos actitudes en gente cercana? ¿Podés reunir ejemplos de cómo su influencia afectó (en forma positiva o negativa) tu forma de ser y estar en el mundo?
Ahora metete un pasito para adentro y pensá con qué grupo te identificás más. Sí, seguro hay áreas de la vida en la que somos más optimistas que en otras, pero… ¿qué lado está ganando más terreno en tu vida? ¿En qué dirección te gustaría llevar el rumbo?
Seguí investigando:
- Identificando mejor los pensamientos negativos en este artículo del Mayo Clinic (en español)
- Con esta charla TED de Shawn (con subtítulos)
- Con estos 5 tips de Tony Robbins (en inglés)
- Con estos consejos de Brendon Burchard para sobrevivir a los días difíciles (en inglés)
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2 comentarios
Me encanto! Gracias por la buena vibra
😊
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