Texto por Isabella Paniz, fotografía e ilustración por Lola Varela.
Cuando escuchamos hablar de la antigua Grecia, no solamente nos vienen a la mente altas y esbeltas columnas, la democracia, historias épicas de héroes y grandes filósofos; sino también el basamento mismo de nuestra cultura occidental fundamentado en un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Las historias sobre dioses griegos, arquetipos fundacionales de nuestra cultura, nos acercan de una manera tan maravillosa como entretenida a este conocimiento ancestral.
Y si acá vamos a hablar del amor y del erotismo vamos a hablar, claro, de Afrodita. La imaginamos como la retrató Boticcelli, en concha sobre una concha, recibiendo el viento suave en sus rizos dorados mientras esconde con las manos sus partes íntimas de los ojos curiosos como toda mujer virtuosa. La imagen pura de la inocencia, la dulzura y la candidez.
Sin embargo, en los múltiples mitos que protagoniza Afrodita en la teogonía, podemos descifrarla como una diosa de gran poder: encarna la fuerza y la omnipotencia creadora del deseo amoroso, es decir, la fuerza creadora en sí misma. Representa de alguna manera el “pegamento” que mantiene unidas todas las cosas del mundo.
Además, sus múltiples encuentros amorosos con dioses y mortales, dan testimonio de la conexión con su deseo y su libertad erótica. Privilegiándose a sí misma por encima de la máxima representación patriarcal: Zeus, al mismo tiempo su padre y dios supremo, al quebrantar constantemente la norma de su matrimonio arreglado.
Esta imagen de Afrodita es la que nos interesa para pensar el erotismo en lo femenino. No aquella que aparece tímidamente flotando, sino una diosa poderosa que posee la fuerza suficiente para encontrarse desnuda de opresiones en medio del océano de sentimientos y sensaciones que la invaden, dueña de su propia potencia erótica.
Por naturaleza, todas las mujeres somos capaces de hacer emerger de las aguas a nuestra propia Afrodita interior, nos lo dice Audre Lorde en el texto que visitamos hace un par de semanas:
En realidad, lo erótico ofrece un manantial de fuerza inagotable y provocadora a la mujer que no teme descubrirlo, que no sucumbe a la creencia de que hay que conformarse con las sensaciones.
Audre Lorde
La cultura patriarcal ha simplificado lo erótico femenino a un mero instrumento de placer masculino; nos han enseñado a enterrar nuestros verdaderos anhelos y deseos, desconectándonos de nosotras mismas y de nuestro vínculo profundo con nuestras personas amadas, con nuestro mundo, con nuestro trabajo diario e incluso con nuestra propia espiritualidad.
Lo erótico será una herramienta de autoconocimiento, una manera de reclamarnos a nosotras mismas y de develar nuestro yo verdadero: en palabras de Adrienne Brown, (el placer) es una medida de libertad, me he decolonizado, he vuelto a mí misma, he sanado.
Adrienne Maree Brown, escritora del libro que se convirtió en New York Times Best Seller: Pleasure Activism: The Politics of Feeling Good (Activismo del placer: las políticas de sentirnos bien) Brown indaga acerca de cómo nuestros deseos emocionales y eróticos pueden ser una herramienta en contra de la opresión. Nos invita a implementar una política de sanación y felicidad para despertar dentro de nosotras mismas los deseos de una vida plena. Trae a conversación activistas feministas (como nuestra querida Audre Lorde) para pensar cómo la política puede ser placentera, y cómo el placer ha sido siempre un asunto complejo y político.
Escuchala acá:
Sobre Adrienne Maree Brown
Nació en El Paso, Texas, en 1978. Es escritora, activista por los derechos de las mujeres y afro feminista. Gran parte de su trabajo está inspirado en el trabajo de la escritora de ciencia ficción Octavia E. Butler. Ha publicado dos libros Emergent Strategy en 2007 y Pleasure Activism: The Politics of Feeling Good en 2019.
Fuentes
El texto y la nota proceden de: Audre LORDE, “Usos de lo erótico: lo erótico como poder” (1981/1984/2003), en Audre Lorde, La hermana, la extranjera. Artículos y conferencias, traducción de María Corniero, revisión de Alba V. Lasheras y Miren Elordui Cadiz, Ed. Horas y horas, Madrid, 2003, pp. 37-46. (Texto original: “The Uses of the Erotic: The erotic as Power”, en Audre Lorde, Sister Outsider: Essays and Speeches, 1984)
Pleasure Activism: The Politics of Feeling Good, by Adrienne Maree Brown (2019, AK Press).