En un momento en el que a diario deconstruímos el amor y “des” aprendemos sus expresiones normalizadas, podemos caer en catalogar con tanto celo a cada emoción, sentimiento y expresión, que el amor se puede volver un poco… ¿frío?
Una captura de @amordel2000, una cuenta de instagram que retrata el amor millenial y GenZ.
Sin jamás desmerecer lo que el feminismo nos aporta en cuanto a la crítica de la normativa patriarcal para el amor, está bueno abordarla con una mentalidad de aprendiz… porque hoy en materia de romance vamos a pifiarla, casi seguro. A diferencia de lo que sucedía en los vínculos hace unas generaciones atrás, no hay guías claras, no hay manual. No hay siquiera “manuales”. Hay límites, hay búsquedas, hay identidades fluyentes, construidas y reconstruidas. Lo que no queremos perder en el camino, es la capacidad de expresar el amor y el gozo que esas expresiones habilitan.
No es tarea fácil, porque para toda idea, movimiento o técnica hay una contrapropuesta o un desacuerdo. Por lo que la medida más definitoria del romance hoy podría venir de la mano del registro del bienestar y el goce del Otro y del propio, actualizado en tiempo real, verbalizado, compartido e integrado. En criollo, sí: ¡es un “vamos viendo”! ;) PERO… con empatía.
Entonces, ¿qué es el romanticismo?
Expuesto el punto, solo puedo darles mi definición y como buena romántica, proponerles que se construyan la propia. Para mí, el romanticismo es un marco mental, una forma de abordar un momento con apertura y disposición al goce, idealmente compartido con otra persona, pero si no al menos “con vos misme”. Y si planteo “recuperarlo” es precisamente para recuperar la libertad expresiva y el disfrute.
Ser románticxs es ponerle arte al amor. Y no hay una única forma de amar, ni de hacer arte.
5 estrategias para reconectar con tu romanticismo
Definí tu estilo romántico: ¿Tenés claro qué te provoca goce en tus sentidos? Quizás una peli romántica con una fotografía bien diseñada te levanta más la temperatura interna que un sexy tema de trap. Quizás envolverte en lino natural te predispone mejor que vestirte en transparencias. Quizás te sentís más abiertx a expresar tu amor tomando una birra en una terraza que un negroni en un bar oscuro e intimista. Si las respuestas no son tan claras, podrías dedicarle tiempo a explorar tu sensualidad. Armate un diario y llevá registro: es la única manera de apropiarte de tu experiencia y despegarte de lo que el mundo eligió por default para vos. La exploración es, en sí misma, una historia romántica esperando sucederte.
Queré y querete en voz alta: porque no es lo mismo pensarlo que escucharlo. Cuando lo decís, la voz se vuelve parte del mix. Hay una entonación, una cadencia, una respiración que acompaña a las palabras. Por eso es tan difícil a veces lanzar un primer “me gustás”, y a veces se buscan apoyos como una metáfora —la cuna del piropo tradicional— o emojis. Yo creo que cuanto menos rosca, mejor. Probá frente al espejo, hay cosas que se ponen mejor con la práctica: un “que bien que estás” (con el tono adecuado y mirándote a los ojos) antes de salir, nunca está de más.
No postergues ni minimices el festejo: Cumplir con ese deadline laboral; haber tenido esa conversación difícil; un cambio de look, de rumbo, de dirección postal: cuando la excusa es celebrar y el marco es gozar con todos los sentidos, sobran los motivos para sacar la mesa al patio, la terraza o el balcón, abrir un vinito, iluminar a gusto. Cuando armás la escena pensando en disfrutar, habilitás que el disfrute venga y se instale como un invitado más. No es lo mismo sentarte a comer en una mesa iluminada con la luz cenital fría que usarías en un quirófano (y que por una razón que no comprendo, abunda en los comedores) que con luces suaves repartidas en el espacio simulando un glorioso atardecer. Sin importar si estás de vacaciones en un hotel 5 estrellas sobre la playa (los hay muy mal iluminados y luego también está lo que elige unx encender) o en tu casa en la ciudad de cemento. Te aseguro que podés traer mucho clima de celebración y goce con elementos muy casuales. Quizás sobre esto ahondemos en otro momento (si les copa, me lo dicen en comentarios).
Sorprendé con una nota de amor: No hay nada más genial que recibir un cariñito inesperado. Podés usar estas notas adhesivas de Happimess que son ideales para dejar mensajitos en lugares claves. Yo tengo una pegada en el interior de una puerta que abro a diario. Y me encanta que mis ojos se encuentren cada tanto con eso tan lindo que me quise decir. Es una pequeña rebeldía al ritmo de la cotidianidad.
Escapá de la rutina: Y hablando de rebelarse frente a la uniformidad de los días, no hay cosa más romántica que viajar. Viajar pide una mentalidad abierta, de aventura y de disfrute. Y si bien viajar de a dos (o más) puede ser un alto desafío (y una prueba definitiva de compatibilidad), mejor atravesarlo y sacar las conclusiones. Si de momento (gracias Covid) viajar lejos está extra complicado, basta moverse un poco de las rutas diarias que recorremos por defecto. A veces, pueden ser caminar por la vereda de enfrente. O cambiar auto por bici. O incluso variar los caminos sobre el cuerpo propio o del otro nos abre un territorio alucinantemente novedoso. Adentro del dormitorio. O donde nos pinte recorrernos.
¿Tenés otras estrategias para ponerte románticx? ¿Querés compartir tus ideas conmigo y con la Tribu? Ahora también podés dejarlas aquí debajo, en los comentarios. Prometo que leo y respondo TODO.
2 comentarios
Me encanto, y empezaré a poner en práctica las noritas de amor propio y reflexionar sobre el romanticismo.
Las notitas son un bello desafío, solo necesitás un taquito de notas adhesivas! Y después te vas a ver dejándole notitas a todes!!
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