Cuando algo que pre-producimos durante mucho tiempo se vuelve una realidad diaria… ¿Qué es lo que sigue?
Por Tofu. Ilustración Flor López Fiore
¿Cuándo se gesta una idea, un nuevo proyecto? ¿Qué es lo que pasa después, cuando estamos del otro lado? Me preguntan mucho cómo fue que me decidí por cambiarme de ciudad. Si hubo un detonante, si tengo familia acá, si hay un romance que terminó de inclinarme la vara. La realidad es que estos procesos son lentos y si me remonto en la primera vez que pensé seriamente en irme de mi ciudad natal fue en 2009, imagínense todo el proceso que hubo detrás.
A ustedes, queridas integrantes de esta tribu tan emprendedora: ¿no les pasa que esos proyectos que logran materializar hoy se remontan a etapas a veces muy anteriores? Tejer con la abuela en la infancia, se vuelve un emprendimiento de productos confeccionados a mano, los trekkings del grupo adolescente de boyscouts te encuentran escalando en expedición en los años maduros, la huerta familiar luego toma forma de empresa que desarrolla composteras urbanas, los veranos en el Sur se vuelven una cabaña propia con vista a un lago patagónico.
La realidad de todos los proyectos grandes y profundos tienen capas que se van develando con el tiempo, como los papeles de diario del juego del paquete. A veces nos arrimamos con un hobbie, una vacación, un entretenimiento alternativo, un grupo de amigos que curte determinada actividad y terminamos desplegando toda nuestra artillería interna, a veces desconocida hasta la fecha, en un nuevo desafío, proyecto, viaje o aventura.
Resulta que me gustan las metáforas. También me gusta el mar y me meto al agua. Ergo, pensé en esta analogía: las olas de mar de fondo versus las olas de viento. Acá me pongo nerd un segundo para poderme desarrollar más luego: las olas de mar de fondo se generan mar adentro, a veces vienen de miles de kilómetros, son rítmicas, más prolijas, más estables, entran en series y su ciclo suele durar varios días. El famoso swell que esperan los surfistas, pues eso es el mar de fondo, los sets de olas posta. En cambio las olas de viento, sí son provocadas por los vientos costeros, son más irregulares, desprolijas, caprichosas.
Olas de viento
¿Si se pueden surfear las olas de viento? Pues claro! Pero nunca tendrán la belleza, la profundidad, intensidad y posibilidades de las olas de mar de fondo. Por la vida atravesamos múltiples situaciones donde los proyectos o transformaciones son olas de viento. No digo que un corte de pelo radical, un cambio de trabajo dentro del área o mudarse al depto de la vuelta, no sean transformadores. Hay un tipo de transformación, pero no dejan de ser olas de viento, pequeñas alteraciones de rutina.
Olas de mar de fondo
Los cambios profundos, de corte escorpiano, de esos que hablan de regeneración, de muerte-resurreción, que marcan etapas de vida, son mar de fondo. Transforman visceralmente. No son necesariamente rápidos, vienen de fibras muy internas, se van macerando, toman tiempo y se sostienen en el tiempo, porque son decisiones estudiadas. Son decisiones deliberadas que dan mucho trabajo como hacer la transición entre una carrera formal con horario de oficina para dedicarse a escribir; dejar el confort de la ciudad para irse a vivir al campo, lanzar un proyecto soñado por años.
Y un día si somos constantes sucedió. Estamos del otro lado. Yendo no, llegando. Estando.
-Vivo mi sueño. Entonces: ¿ya está?
-Esto recién arranca, bebé.
¿Qué pasa entonces cuando ya vivimos nuestro sueño? Es algo que me pregunté mucho cuando logré concretar mi sueño. Listo estoy acá. Era Enero, hacían mil grados, todo el país se había mudado momentáneamente a mi nueva ciudad. Fui siguiendo una especie de método orgánico, que fue fluyendo sin pensar, que les comparto aquí. No sé si es ley, es mi camino, pero quizás lo puedan adaptar una vez que atraviesen ese cambio profundo cuando sea que llegue (un post parto, una mudanza grande, un cambio vocacional, un post Iron Man, el que fuere).
1. Entrar en boxes
Creo que en mi caso hice lo que tenía que hacer: des-can-sar. El agotamiento me tomó completamente y por dos o tres meses no pude hacer mucho más que sostener un ritmo de mantenerme al mínimo, dormir mucho, estar mucho sola en la naturaleza, regular los encuentros sociales y pasar mucho tiempo a solas. Había como una tristeza, un poco acumulación de tristezas no habilitadas anteriormente y otro poco de esa angustia que nos toma cuando no dormimos bien. Cuando la energía retorna, es hora del paso 2.
2. Disfrutar de lo adquirido
Tardé unos meses en poder disfrutar a pleno la vida que me armé. Es como una planta de vivero que es trasplantada al jardín de casa, por más bonito que sea el parque nuevo y la sensación de tocar tierra abierta por primera vez, el cambio produce un shock, hay hojas que se pierden, se trastabilla ante tanto cambio. Un buen día la planta se estabiliza, entiende los nuevos ritmos de luz, riego, la riqueza del suelo y empieza a crecer.
Así nosotros. Si ya atravesamos aquel gran logro, ¿hace falta salir corriendo inmediatamente detrás de lo que sigue? También podemos observarlo, mirar hacia atrás, agradecer, mirar hacia adelante con calma y perspectiva, antes de lanzarnos hacia lo que viene porque hay que producir.
3. Planear lo que viene
Ahora sí, con la calma. Hemos recorrido un largo camino, ya estamos fuertes, conscientes de lo recorrido. Es hora de andar lo nuevo con la cabeza fresca, con capacidad de sostenerlo. Lo que viene serán micro-proyectos que se desprenden del gran proyecto u otros grandes proyectos que se van encadenando, depende. Pero siempre contemplando la energía disponible. Mejor arrancar en etapas y con pisada firme que haciendo por hacer.
Recuerden: las olas de mar de fondo son profundas, bellas, rítmicas, contundentes. Mejor correrlas con calma y estilo. En el agua y en la vida, el que se apura pierde.
Acá un videazo de una dupla de principios del 2000 que ejmmmmm, denota mi grupo etario. No me averguenzo, Deep Dish y Everything but the Girl son lo mejor que le pasó a la escena electrónica de fines de los 90´s. Curiosamente futurista, porque hay algo muy actual en la forma de vinculación entre sus protagonistas.