En la revista Ohlalá —edición Marzo— dedicaron toda una sección a discutir qué significa “ser Jefa”. Eligieron a 5 mujeres “líderes grosas” para compartir sus claves para el “éxito equilibrado”. Ellas son: Marina Díaz Ibarra (36 años, CEO de MercadoLibre), Lorena Súarez (34 años, CEO de Wayra), Andy Clar (43 años, la creadora de Chicas en New York), Felicitas Rossi (45 años, Secretaria de Redacción del diario La Nación) y Eugenia Denari (33 años, Directora de Marketing de Google). Y son todas, tal como las define la revista, grosas.
Realmente me hubieses gustado escuchar mucho más de cada una y de las personas que trabajan con ellas. Pero sus pequeños consejos (que pueden ver en este link) me inspiraron a pensar qué ideas sobre “ser jefa” compartiría yo. Así que ¡aquí van! Estas ideas —y a veces consejos— parten de mi experiencia como emprendedora y son, en muchos casos, válidos para ellos también:
1) El equipo es todo. No se trata simplemente de rodearte de gente que “te obedece”: ser jefa es fundar, liderar y nutrir un ecosistema creativo que está mutando constantemente.
2) Es necesario aprender sobre todos los aspectos del trabajo que estás liderando, aunque no adquieras nivel de experta. No tener nivel de experta en TODO no te desautoriza a la hora de tomar las decisiones, pero tenés que saber para qué se hace algo, cómo, cuánto lleva y qué es necesario para lograrlo. Un líder siempre tiene claro adónde apunta su horizonte. Si no sabés, tu primera obligación es corregir eso. Un buen líder lidera en conocimiento.
3) No desprecies las formas no colegiadas de conocimiento: tu intuición y tu capacidad de leer emociones son herramientas grandiosas. ¿Esa práctica femenina de ponerle la oreja a novelas ajenas durante horas? Consideralo entrenamiento. Confiá en vos.
4) A veces el famoso instinto maternal, mal direccionado, te puede jugar en contra. No te arrogues las responsabilidades que les corresponden a tu equipo, aprendé a delegar. ¿Cómo? Definí claramente las responsabilidades de cada uno, armá reglas justas y equitativas que ordenen al grupo, hacelas de público conocimiento y aplicalas.
5) Los compromisos, siempre por escrito. Aunque no parezca necesario, llegado el momento ahorra mucho gasto de energía emocional evitar el “yo dije, vos dijiste, quedamos en X, Y o Z”. En una empresa sana, tienen forma de contratos.
6) La jefa, como el Capitán, se quedan hasta el final. ¿Siempre? No, cuando hay que superar un obstáculo que requiere de tu visión y tu fortaleza. Sos el espíritu que guía la acción grupal, reconocé en qué momentos es necesario “estar” y cuando hay que apartarse y “dejar hacer”. Porque los líderes que no descansan nunca, no son buenos líderes.
7) Tomate todas las licencias que necesites para mantenerte sana y feliz. No podés liderar y nutrir un equipo si estás agotada. Eso implica: almorzá con conciencia, levantate de tu escritorio y circulá, dormí al menos 8 horas cada noche. Si no te sale, modificá lo que sea necesario para “entramparte” en hacerlo. Entendé esta necesidad de “reparación” sistemática y extendé la práctica a tu equipo.
8) Creá un espacio de trabajo inspirador y vas a tener un equipo de personas más comunicativas y abiertas. No se trata de “decorar”, se trata de atraer belleza, luz y liberar la expresión dentro del espacio que ocupamos la mayor parte del día. Desbloquear energías moviendo muebles y cambiando luces, es totalmente válido.
9) Impulsá a tu equipo a tomar riesgos medidos, a ser críticos y curiosos, a aprender y a compartir el conocimiento. Es importante que se comuniquen fluídamente entre ellos, no solo “con vos”. Los aviones se caen cuando, además de un conjunto de fallas técnicas, hay fallas de comunicación entre los equipos. A veces, hasta es necesario desafiar al Capitán de la aeronave, y eso solo se puede lograr en un entorno de diálogo fluído, establecido y respetuoso.
10) Si tenés un socio hombre, preparate para que algunos piensen que él es el jefe y vos simplemente te dedicás a tomar notas y a contradecirlo. No te lo tomes contra tu socio masculino, ni contra el género entero. Recordá que hay un discurso imperante, socialmente aceptado, que nos asigna un rol pasivo. La única forma de cambiarlo, es hacer un gran trabajo, equipo por equipo, proyecto por proyecto, contarlo en voz alta y pedirle a otros colegas (hombres y mujeres) que te ayuden a difundirlo. Pensalo como marketing personal que afecta positivamente a todas las otras mujeres que se enfrentan con lo mismo. No dejes de hacerlo.
11) Si tenés un socio hombre también te puede pasar que otras mujeres te hagan sentir que tu esfuerzo “no cuenta exactamente igual”, como si tener un hombre junto a vos te sacara un poco de mérito. Hey, chiquita, ¿alguien te está haciendo la tarea? A veces los reconocimientos tardan en llegar o incluso puede que no te inviten nunca a la mesa de “las mujeres que emprenden”… porque vos decidiste compartir tu mesa con un masculino. Esta idea muy de club privado me parece sino otra trampa para negarnos posibilidades. Creo en celebrar a todas las mujeres que se animan a liderar y en celebrar a los hombres que se asocian a mujeres con equidad y respetando su liderazgo. Así como es necesario el marketing de las mujeres líderes, creo que nos vendría genial tener más historias de éxito de equipos mixtos donde todo se reparte con justicia.
12) No te quedes sola: no menosprecies lo que un/a mentor/a (o un/a socio/a) puede nutrir tu visión del proyecto. Buscalos de diferentes maneras: hombres y mujeres, docentes, personas con más experiencia para tu disciplina/rol/mercado, coachs para resolver desafíos específicos, colegas. Tené siempre al día tu Plan de Negocios (un documento profesional y ordenado que puedas compartir con ellos), sé agradecida con su tiempo y generosa a la hora de devolver el gesto. Es BUEN KARMA.
13) Tené un círculo de mujeres exitosas que te banquen en todo. Las amigas del secundario, las mamis del colegio, familiares… no son esas mujeres. Nutrí tu círculo femenino profesional. Participá de cámaras y redes de networking, o armá las tuyas propias. No quiere decir que esté prohibido hablar de la vida cotidiana con ellas, muy por lo contrario. Pero su visión de “la vida cotidiana” va a estar mucho más cerca de la tuya, así como sus desafíos y formas de encontrar soluciones. Nunca dejes de expandir ese círculo.
14) Compartir tus aprendizajes, tus redes y tus recursos, potencia todo. Ya sea que lo hagas con tu equipo o con colegas (¡incluso con la competencia!). Mantenerse abierta posibilita que más oportunidades lleguen a nuestro escritorio, pero esta apertura nace del dar. Pensalo así: si no sacás algo de vos, no hacés lugar para que llegue algo nuevo.
15) Asumí tu rol. No confundas el “actuar con humildad” por falta de confianza para pararte al frente, tomar la voz y asumir el mando. Correrse del foco puede estar muy bien en algunos momentos, sin duda todos necesitamos privacidad y reparo. Pero el rol del líder exige muchas veces ser la cara visible de un equipo. No defraudes a tu equipo y comete todos los escenarios que sean necesarios, pensá siempre: “no estoy acá por mí, estoy acá por todos nosotros”. Vas a sentir el vientito de tu gente soplando bajo tus alas.
BONUS TRACK: No tenés que ser una “perra” descorazonada, ni “un tipo” para ser una buena jefa. No es obligación perder tu suavidad, tu ética, tu escala de valores, tus maneras femeninas, tu falda, tu amor por el color (incluso si ese color es rosa). De hecho, todo el mundo espera encarecidamente que no seas todo eso, porque el mundo necesita más suavidad y ternura. Podemos reírnos de Elle Woods (la abogada que interpreta Reese Witherspoon en Legalmente Rubia), pero al final de la película ella logra todo lo que se propone sin perder su rubiez, sin soltar a su perro, y sin bajarse de su estilo monocromo rosado. Aunque sea una ficción, podemos aspirar a lo mismo. Parece un aprendizaje bastante pavote y cliché, pero te vas a enfrentar a situaciones en las que desearías ser hombre para que te escuchen diferente. Resistí el impulso y sé más mujer que nunca.
¿Qué es lo que VOS aprendiste sobre ser jefa? Compartilo en los comentarios :)
4 comentarios
Hermoso post e inspirador!
Gracias por la nota a esas mujeres emprendedoras! No soy tan importante, pero trato de trabajar en lo que me gusta todos los dias en mi vida, cosiendo, serigrafíando,cada peso q junto lo reinvierto,espero algún dia tener mi lugar, mi taller..la nota me anima a seguir mi sueño de ser independiente!! Me encanto la nota! Abrazo grande desde Mendoza. Laura
Laura: SOS IMPORTANTE. En lo que sea que hagas. Primer paso fundamental para llegar a tener tu taller es creer que vale la pena que exista el taller de Laura porque eso es importante. Yo creo que lo sabés y por eso estás “reinvirtiendo” en vos. ¡No dejes de hacerlo! Simplemente sé muy cuidadosa en cómo elegís invertir. Y vas a llegar, solo se necesita tiempo. Beso!
Muy motivador! Arriba las mujeres y nuestra suavidad pero templanza para afrontar la vida!
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